AS (Aragon)

Messi, un tipo de palabra

Recital del argentino con tres goles ● Dembélé se sumó a la fiesta con otro golazo ● Umtiti fue expulsado ● Buena entrada pese al horario

- SANTI GIMÉNEZ REPORTAJE GRÁFICO FERRAN ZUERAS, RODOLFO MOLINA Y GORKA LEIZA

Messi es un tipo de palabra. Dijo que quería esta Champions y predicó con el ejemplo en el estreno del Barça en la competició­n en el que derrotó por 4-0 a un PSV que quizás se llevó demasiado castigo, pero es el riesgo de jugar ante el mejor. A la exhibición del argentino, que firmó un hat-trick, se sumó un Dembélé tan imprevisib­le como genial.

Sin sorpresas planteó el partido Valverde, que alineó al once de gala sin dar margen a rotación más que el debut de Coutinho, que desde el inicio se destacó como el gran dinamizado­r del juego barcelonis­ta. El brasileño aceleraba el balón siendo el más clarividen­te de un Barcelona que obligaba al PSV a hacer lo que no le gusta: correr detrás del balón.

Pero los holandeses no llegaron a un Camp Nou, que presentó mejor entrada de la prevista pese al horario, para defenderse. Cada vez que recuperaba­n el balón aprovechab­an la velocidad de sus bandas para tratar de sorprender al Barça con De Jong, un verdadero estibador del fútbol, que descargara cualquier objeto esférico que llegara a su radio de acción.

Pereiro y Bergwijn avisaron y el Barça tuvo que empezar a apretar los dientes. A la causa de Coutinho se sumaron Alba y Dembélé, un jugador impredecib­le capaz de desmentir cualquier esquema previsto con una conducción de balón velocísima y con una zancada prodigiosa como la que le hizo cruzar el campo a la media hora de partido sorteando rivales y que sólo pudo parar en la frontal Viergever con una falta ideal para Messi. Y eso en la mayoría de casos supone tragedia para el rival.

Nada más colocar el argentino el nuevo balón de la Champions para ejecutar el castigo, los holandeses dieron síntomas de pánico. Lozano se instaló de rodillas detrás de su propia barrera de defensores para evitar que Messi disparara por raso, los gigantes del muro se afanaban en ponerse de puntillas para dificultar el tiro. Nada sirvió. Con un suave toque maradonian­o, el argentino alojó el balón en la escuadra de Zoet. Un señor golazo. El primero de esta edición de la Champions. Marcó Messi, queda inaugurada esta Champions.

Estaba por ver cuánto le iba a durar la gasolina a un PSV que fue valiente con balón y sacrificad­o sin él. Al descanso, el Barça parecía tener el partido justo donde tenía quería. Pero el PSV dejó claro nada más empezar el segundo tiempo que es un equipo que puede darle un susto a cualquiera. Los de Van Bommel abrieron el partido a campo abierto en el que empezaron a menudear las faltas. En ese caldo, Suárez empezó a sentirse como pez en el agua y disparó al larguero pero el PSV no renunciaba a crear sensación de peligro. El técnico holandés había logrado su objetivo. El partido se había roto y a correr, pocos ganan a los puntas holandeses. El Barça no estaba cómodo.

Hasta que apareció Dembélé, genio inesperado, que eliminó a dos rivales en un cambio de ritmo estratosfé­rico para marcar su quinto gol del curso. Ya lleva más que en toda la pasada campaña.

En pleno desconcier­to holandés, Messi pescó en río revuelto marcando el tercero dos minutos después con una definición sublime. No se rindió el PSV, Lozano forzó la segunda amarilla de Umtiti. El Barça se quedaba con 10 en el 80’. Entró Lenglet por Coutinho y Arthur por Dembélé. Pero seguía en el campo Messi, que a dos minutos del final completó un hattrick que demuestra que Leo tiene palabra. Quiere esta Champions.

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