Ousmane Dembélé, de mosquito a mosca tse tse a precio de oro
Un señor problema. El 24 de agosto del año pasado, el Barcelona lograba fichar del Borussia Dortmund al joven atacante francés Osumane Dembélé a cambio de 105 millones fijos más 40 en variables, de lo cuales se han pagado ya cinco por haber jugado 25 partidos oficiales con el club azulgrana y cinco más por haberse clasificado para la presente edición de la Champions League. Por tanto, el club blaugrana ha desembolsado
115 millones por el francés, más allá de los 12 millones que le abona como ficha, que mejora en 9,6 su sueldo en el equipo alemán. Por tanto, se puede constatar que el club presidido por Josep María Bartomeu tiene en su vestuario un problema de 127 millones de euros. Ante esta situación sólo quedan dos opciones: o venderlo cuanto antes o reconducirle y sumarlo a la causa.
Los problemas crecen. Estas cifras por los variables del fichaje experimentarán un aumento aritmético. Según publicó Der Spiegel a través de los papeles de Football Leaks, el club blaugrana deberá pagar cinco millones más cuando el francés cumpla 50 partidos oficiales (lleva 38), cinco más cuando alcance los 75 y cinco más cuando dispute su partido número 100. No se acaba ahí la cosa: si el Barça se clasifica para la próxima edición de la Champions League, tocará pagar cinco más y si se ganaran dos Champions con el francés en la plantilla, cada una reportaría cinco millones más para el club alemán. No se vayan, que aún hay más: en el caso de que el club ganara el triplete, el sueldo de 12 millones del extremo se vería aumentado en 3,3 millones (es decir, más de lo que ganaba en el Borussia) que se consolidarían en su ficha. Entonces, llegaría como es habitual la renegociación del contrato, que se firmó por cinco temporadas. Puede verse como un problema o como la ocasión de ahorrarse 28,3 millones. Millón arriba, millón abajo, la mitad de lo que pide el Ajax por Frenkie de Jong.
Comportamiento y economía. Por tanto, la cuestión está en poner sobre la balanza el comportamiento del futbolista (que por muy viva la virgen que sea, no debería airearse porque si vas diciendo que el caballo está cojo no lo comprará nadie) y el coste que supone mantenerlo. Su calidad futbolística está fuera de toda duda, pero en el club no creen que sea reconducible en muchos sentidos. Eso sí, hay gente que ya le ha cambiado el apodo de Mosquito por el de Mosca tse tse por la facilidad para quedarse clavado.