Rivera recibe el perdón
En la explanada en la que se encuentra el estadio del Huesca se disputó la batalla de El Alcoraz en el año 1096. La leyenda dice que apareció San Jorge y que gracias a su presencia los aragoneses lograron la victoria final. Casi mil años después, los oscenses vuelven a encomendarse al patrón de Aragón para que ayude a los de Francisco en su lucha por la permanencia. A los oscenses les queda un hilo de vida para seguir en LaLiga y para seguir soñando con la salvación están obligados a ganar a un Eibar ya salvado y sin aspiraciones europeas.
El club quiere aprovechar la festividad de San Jorge para llenar el campo de las camisetas de la cruz ––su segunda equipación–– en busca de una permanencia que está a ocho puntos de distancia con solo quince en juego. Las matemáticas o las cuentas de los altoaragoneses pasan por ganar todos los partidos y el Eibar, que recupera a Diop, es su primer oponente. La realidad dice que el Huesca acumula siete jornadas sin victorias y poco a poco se va apagando la fuerza de un equipo que no se quiere rendir. Por ello, Francisco apostará por su once más ofensivo, con un 4-3-3, dando entrada a sus estrellas del ascenso del pasado curso: Cucho y Melero.
También estará en el campo Jorge Pulido, que se tuvo que retirar en el descanso del último partido en Vallecas por culpa de un golpe en la cadera. Francisco lo había descartado en la previa, pero en el último entrenamiento el central sorprendió al cuerpo técnico al vestirse de corto y demostró estar en condiciones para disputar la batalla de El Alcoraz: ganar y seguir soñando con la permanencia o decir adiós a Primera.
■ Christian Rivera pasó en la última jornada de ser clave en los esquemas de Francisco a quedarse fuera de la convocatoria. El entrenador lo castigó y el centrocampista asturiano vio el partido desde su casa. El técnico manifestó en la previa que no lo vio preparado para el choque ante el Rayo y todo apunta a que obtendrá su perdón en la visita del equipo que le hizo debutar en Primera, el Eibar.