A día de hoy, no hay sitio para otro líder en el equipo de Maranello
El ambiente de Ferrari ha cambiado, también con respecto a Alonso. El asturiano fue casi innombrable en el garaje rojo tras su salida, en los tiempos de Matiacci y Arrivabene, pero el talante de Binotto y sus buenas maneras contagian ahora a toda la escudería y la atmósfera en Maranello es saludable en una temporada sin victorias, algo impensable en el pasado. A Fernando se le recuerda allí como el gran piloto que fue para ellos, autor de tres subcampeonatos y responsable de mantener viva la esperanza en dos finales de temporada contra Red Bull. Pero en Ferrari, hoy por hoy, no hay sitio para otro líder. Y a medio plazo, tampoco.
Lo desliza un educado Binotto, en un pequeño corrillo con prensa española, preguntándose: “¿Cuándo ganó Ferrari? Con Schumacher e Irvine, con Michael y Barrichello, con Raikkonen
y Massa. Con un primer piloto y un segundo piloto. Si Leclerc es nuestro líder para el futuro…”. Lo deja claro, aunque ellos no tengan tan claro si el monegasco es también su líder para el presente. Allí sostienen que no tendría sentido juntar a dos líderes y se refiere el suizo, en todo caso, al futuro del equipo, porque a corto plazo Vettel es incuestionable. La filosofía de juntar campeones no se contempla.
La confianza en Charles es total, de hecho en el seno del Cavallino Rampante le ven como el mejor piloto de la parrilla y la mejor forma de combatir a Verstappen. Además, tiene el carisma de los grandes campeones que tuvieron Schumacher o Raikkonen y que no se vio en Vettel. Con 21 años, en su segunda temporada de F1 ya suma dos poles y cinco podios, le falta la victoria.
Alonso también ha subrayado que no piensa volver a la F1 salvo que lo haga en un coche ganador. Sólo
Mercedes, Ferrari o Red Bull tienen algo parecido. Hay una flecha de plata libre para 2020 que puede ser para Bottas u Ocon, y un energético al que aspiran Hulkenberg o Kvyat, salvo sorpresa. Para 2021 no hay contratos firmados, puede haber fisuras y el español no está retirado con todas las letras.
“Nada es imposible”, dicen por el paddock. Pero hay puertas difíciles de abrir y la llave no la tiene el desánimo de Vettel, sino la fuerza de Leclerc.
¿Alonso?