La Operación Madrid-Primavera fracasó, ahora llega la segunda
Los más jóvenes corren el riesgo de quedarse a mitad del río Vinicius, Rodrygo o Kubo necesitan minutos
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etrás de la espuma de la pretemporada, discretísima hasta ahora, el Real Madrid
ha empezado a calibrar el impacto de sus jóvenes fichajes, segunda hornada de una política que hasta ahora no ha ofrecido buenos resultados en el campo. Hace cinco años, después de la contratación de James, el último gran dispendio desde 2014 hasta el verano actual, el Real Madrid cambió la política que había caracterizado los dos mandatos de Florentino Pérez y excavó en el mercado juvenil, en busca de potenciales figuras en un tiempo de inflación general de los precios. Atrás quedó la famosa divisa del presidente: un hachazo (cada verano), un pino.
Durante su segunda fase como presidente, se sucedieron los hachazos en el mercado de futbolistas, todos consolidados en sus clubes o en sus selecciones: Cristiano Ronaldo, Kaká, Xabi Alonso, Benzema, Di María, Özil, Carvalho, Modric, Isco y Kroos. Bale (101 millones de euros) y James (80) cerraron esta época. No había espacio, ni paciencia, ni demasiado interés por las jóvenes promesas, ni las nacionales, ni las internacionales, con una excepción: el francés Varane. Llegó al Madrid con 18 años, por 10 millones de euros, empujado por la insistencia de Zinedine Zidane, que por entonces oficiaba de adjunto a Mourinho.
Varane ha sido el único juvenil que se ha instalado en el Real Madrid. Más que eso, ha alcanzado el relieve suficiente para ganarse la titularidad en la selección francesa y conquistar la Copa del Mundo. Fuera de Varane, que no figuró en la amplia Operación Promesas decretada posteriormente, no se conoce ningún futbolista menor de 20 años que se haya acreditado en el Madrid.
El noruego Odegaard fue el jugador que marcó el arranque de una época confusa. Se le fichó con una publicidad estruendosa y debutó con 16 años en
El fichaje del noruego marcó el inicio de una época confusa