¿Pep Biel? Es una decisión responsable acompañada de un debilitamiento deportivo”
—El Consejo me convocó en una fecha determinada para comentarme la posibilidad de su venta en unas cifras determinadas y me pidió mi opinión y yo les dije que desde el punto de vista deportivo no estaba de acuerdo con la venta de uno de nuestros principales valores, fundamentalmente por la influencia y el peso que Pep Biel tenía en nuestro juego y porque no tenemos jugadores de características similares para reemplazarlo de inmediato. Es un chico con capacidad para meter entre ocho y once goles y dar entre ocho y once asistencias durante la temporada, además de ser un chico muy humilde y receptivo, un especialista a balón parado y tener un crecimiento brutal. Hice esa valoración y se echó atrás en un primer momento esa posible venta, pero también me comentaron que estaban abiertos a otra oferta superior y que la tenían que aceptar, como así ha sido. En ese sentido, he sido informado puntualmente de todo lo que ha acontecido. Es un escenario inesperado porque yo no conocía con esa exactitud la debilidad de nuestra tesorería. Había una estrategia inicial sostenida en la venta de una serie de jugadores y creíamos que con esas ventas, que tenían mi aceptación indiscutible, se iban a paliar esos problemas de tesorería.
—¿Tras la venta de Pep Biel el objetivo sigue siendo el ascenso?
—La ilusión es libre y todos tenemos una gran ilusión por alcanzar el puesto que le corresponde al Real Zaragoza. Yo el primero. ¿Qué ocurre? Yo creo que tenemos que racionalizar esas ilusiones porque de la ilusión podemos pasar a ser unos ilusos. Es decir, el Consejo de Administración del Real Zaragoza tiene dos grandes soportes sobre los que actuar: el tema económico y el deportivo, además de la responsabilidad de conservar toda la masa social que hay detrás de un club tan grande como el Zaragoza. No sólo son los 27.000 abonados, que espero que superemos este año, sino mantener intactas las esperanzas de muchos zaragocistas que no pueden ser abonados. El Consejo, que tiene que equilibrar los dos apartados, es indudable que ha priorizado el económico. ¿Por qué? Porque es un ejercicio de responsabilidad entienden que es mucho más importante la supervivencia del club y que no haya tantas tensiones en la tesorería para que la vida sea más placentera para todo el mundo y que esto tenga mucha más duración. Cuando yo hablo de racionalizar las ilusiones, me refiero a que decisiones económicas de ese calado siempre van acompañadas por un debilitamiento del proyecto deportivo. Esto es lo que ha ocurrido. Una decisión necesaria y responsable va acompañada de un debilitamiento del proyecto deportivo porque te estás desprendiendo de uno de tus mejores jugadores —¿Y ahora qué?
—Lo que necesitamos en esta ciudad es no perder la ilusión, pero bajar un poco el volumen del altavoz. Que las trompetas suenen un poco más suaves, que ya tendremos tiempo de que suenen mucho más fuertes, ya que necesitamos liberar a un grupo humano de futbolistas de una presión innecesaria e injusta porque nosotros estamos compitiendo en un mercado donde otros no tienen la necesidad de vender a sus mejores jugadores y donde otros pueden ir a buscar y comprar los jugadores que les dé la gana. Eso yo ya lo sé y