AS (Aragon)

Roger, el VAR y los fallos de Ekambi tumban al Villarreal

El Levante pudo ser goleado y remontó con dos penaltis

- A. MATILLA / LA CRÓNICA

El Villarreal se ha acostumbra­do a la tragedia y ya sospecha que alguien le hace vudú. Su angustia del curso pasado y su inmolación ante el Granada tuvieron continuida­d en el derbi regional. Sin comerlo ni beberlo pasó de ponerse por delante y de haber acariciado un 0-5 en media hora, a ver cómo todos los elementos se volvían en su contra, sufriendo una remontada inesperada desde el punto de penalti a manos de un VAR que echó chispas y de un rival que agonizaba.

Ekambi pudo salir por la puerta grande y hoy será la comidilla por su nueva torpeza con el estoque. El primer tiempo del Villarreal fue espectacul­ar. El Ciutat se inquietaba de mala manera con su equipo. Sobre todo porque Calleja dio un repaso a Paco López con la pizarra, devolviend­o al Submarino las mejores virtudes que se le recuerdan: solidarida­d en defensa y contra eléctrica. Sensacione­s que quedaron en amago.

El Levante se vio obligado a cambiar sobre la marcha. Y más que su planteamie­nto, lo que mutó fue la actitud. Había llegado al segundo tiempo con vida sin saber muy bien cómo y por qué. El Villarreal, por el contrario, comenzó a estresarse y a desempolva­r los fantasmas del debut. Sintió miedo y acabó cayendo al vacío al no saber regatear Ekambi un penalti. El VAR chivó a Munuera la pifia del delantero en área propia al arrollar a Bardhi sin mirar por el retrovisor. Morales lanzó y Andrés paró el lanzamient­o y el rechace. Pero alguien dijo al colegiado por el pinganillo que el arquero se había movido antes de tiempo, así que ordenó repetir el disparo. Roger, recién salido, no falló.

El Villarreal no se lo creía. Y todavía no había llegado lo peor. Cuatro minutos después, y aún jurando en arameo, Andrés decidió salir tocando sin deber. Quiso ser Higuita y lo que encontró fue un segundo penalti y la remontada. El Submarino se hundió en ese momento (72’). Gerard tuvo el empate, pero a esa hora el Villarreal, deprimido y ofuscado, ya pensaba en que la próxima jornada, con Neymar o sin Neymar, le toca el Madrid...

Perdonó El Submarino se adelantó, pudo hasta sentenciar y pagó su falta de puntería

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