AS (Aragon)

Courtois facilita la dulce venganza de Keylor

El belga falla en el 1-0; el tico no recibe ni un disparo...

- GABILONDO C. A. FORJANES EL ANÁLISIS

Lo decimos todos los años y nunca se cumple. Pero sí, este año el PSG puede ganar la Champions.

Y no de casualidad. El proyecto de Leonardo

ha sido el gran triunfador del verano. El director deportivo volvió a París

para poner las cosas en su sitio. Dicen que su gran éxito ha sido mantener a Neymar y Mbappé,

pero yo voy más allá de eso. El brasileño ha sabido poner las patas al banco. Ha fichado a un portero –Keylor–,

que le hacía falta; a un mediocentr­o defensivo –Gueye-, que le hacía falta; y a una segunda línea de ataque –Icardi, Sarabia–, que también le hacía falta. No son estrellas, pero son un equipo para las estrellas.

La goleada al Madrid sin Neymar, Cavani ni Mbappé en realidad supone tres puntos nada más, pero al mismo tiempo es un impulso anímico para un equipo que quedó herido de muerte en la última

Champions con la eliminació­n ante el United. Tuchel ha conseguido activar a un grupo de futbolista­s a los que la motivación es precisamen­te lo que más falta les hace. La liga francesa se queda corta para ellos y es la Champions su obsesión. Pasó por el

Parque de los Príncipes un fantasma con el escudo del Madrid, aunque eso no resta mérito al conjunto galo. El plan de poner a Marquinhos de mediocentr­o funcionó y la presencia de Gueye en esa zona terminó por devorar a su rival. Un recital con el que empezar el curso y olvidar el affaire

Neymar. Vaya que sí.

Las plegarias de Keylor, rodillas al suelo y brazos al cielo, ya no protegen la portería del Madrid. Courtois, tampoco. Amazon se equivocó, lo del guardián de los 7,32 metros de ancho por 2,44 metros de alto que abarcan los tres postes madridista­s da más juego para una serie televisiva que la intimidad de Sergio Ramos. Desde que Mourinho (que parece calentar en la banda) desatase su ira contra Casillas, hace ya casi siete años, es una posición maldita. Keylor fue la última víctima, buscó refugio a la sombra de la Torre Eiffel y tuvo ayer en París una dulce venganza: dejó el marcador del Madrid a cero sin mancharse los guantes. Porque no le chutaron entre los tres palos ni una sola vez. No le pasaba al Madrid desde hace una década, en concreto en los últimos 578 partidos oficiales. Demasiada coincidenc­ia.

Dice la sabiduría popular que Dios castiga sin piedra ni palo. “Ahora está claro quien es el número uno”, era la bravata de Courtois, aún con Keylor como compañero, allá por junio. Pues el belga salió del Parque de los Príncipes con el prestigio más en entredicho que nunca. Si Keylor siempre llevará la etiqueta de ser el portero de las tres Champions blancas, Courtois acumula 11 goles en contra en sus últimos cuatro partidos europeos con el Madrid. En París, encajó el 1-0 por su palo y rápidament­e recorrió las redes sociales una imagen congelada: cuando Di María chuta, el cancerbero madridista cierra los ojos...

Esquivos. Keylor y Courtois se esquivaron en lo posible. “Es raro salir al túnel de vestuarios y verlos al otro lado...”, admitió el tico. Tuvo que ser extraño también para el madridismo, que como en los mejores epitafios, no le olvida. El pasado domingo, cuando Florentino pronunció el nombre de Keylor en la Asamblea del club, los socios compromisa­rios prorrumpie­ron en una ovación espontánea.

París no ayudó a su sucesor a ganarse al pueblo blanco. En un día en que el PSG se dejó los bazucas (Mbappé, Neymar y Cavani) en la grada y Tuchel se dio el lujo de hacer jugar incluso a Choupo-Moting, su quinto delantero, Courtois encajó tres goles en cinco disparos a puerta del PSG. “No estamos viendo al Thibaut brillante, no se ha soltado aún en el Madrid ni es el portero que te da puntos cuando el equipo sufre, como sí hizo Ter Stegen en Dortmund”, analizaría a posteriori Álvaro Benito en Carrusel Deportivo.

La soap opera

que es la portería del Madrid amenaza con tener más capítulos que Dallas

(357, según la Wikipedia) pero en esta historia los disparos no se los lleva J. R. ni el pianista, los recibe metafórica­mente Courtois. Zidane tampoco está cómodo en el sempiterno debate de la portería. Ayer se escabulló como pudo. “No voy a señalar a nadie”, fue tajante el galo. El belga sí se justificó. “En ese primer gol estaba preparado para el centro y no me dio tiempo a reaccionar”, explicó en la zona mixta. Una tormenta que corre peligro de devenir en huracán. Le vienen a Courtois en diez días el Pizjuán y el Metropolit­ano. Material de documental.

Zidane Preguntado por Courtois, lanzó un regate: “No voy a señalar a nadie”

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LE GANÓ LA PARTIDA. Keylor se llevó el duelo particular con Courtois, un pulso con morbo.
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