AS (Aragon)

BAUTISTA, FUERA DEL MASTERS

- NACHO ALBARRÁN

Rafa Nadal despachó con un trabajado triunfo el primer partido oficial que jugaba desde el US Open, hace casi dos meses, y su estreno también después de casarse el pasado 19 de octubre con Mery Perelló. Tras una breve luna de miel, ya como marido, el balear se impuso en la segunda ronda del Masters 1.000 de París a un soltero francés de 31 años y 43º del mundo, Adrian Mannarino: 7-5 y 6-4 en 1h:48. No pudo restar todo lo bien que quiso porque su rival brilló al servicio más de lo que suele hacerlo, pero con paciencia y calidad terminó por doblegarle sin permitir, por su parte, ni un punto de quiebre al jugador local.

Hoy (19:30, #Vamos), en octavos, Nadal se las verá con el renacido Stan Wawrinka, que pudo con Cilic (doble 7-6). El suizo empezó el año en el puesto 59 del ranking y ahora acaricia el top-10 (14º), con opciones matemática­s de jugar las ATP Finals de Londres. El de

Roberto Bautista no jugará las ATP Finals, torneo de Maestros (10 al 17 de noviembre). Ayer, en París-Bercy, cayó en segunda ronda ante De Miñaur (7-6 (2) y 7-6 (1)) y ya no podrá alcanzar ni a Zverev, séptimo en la Race, ni a Berrettini, octavo. Sus opciones para estar en el Masters pasan por acudir como primer reserva por si hay alguna baja.

Manacor es virtual número uno, saldrá del torneo en ese puesto y puede incluso asegurarse el liderato hasta final de año. La hará si gana el título, si llega a la final y no lo hace Djokovic o si alcanza las semifinale­s y el serbio cae en octavos (juega sobre las 15:00 contra Edmund).

Djokovic, además, no está en plenas condicione­s por culpa de una molestia en la garganta que le impide, de momento, rendir al máximo. De hecho, seguro que Novak no esperaba un inicio tan feo ante el francés Corentin Moutet. Fallón y sin fuerza, pudo perder el primer set cuando restó con 5-4 en contra. Aunque, entre los errores en momentos cruciales de su valiente pero inexperto rival (20 años y 97º del ranking) y un cuarto de su calidad, salvó el parcial y, a la postre, el partido: 7-6 (2) y 6-4 en 1h:46. “No me siento saludable al cien por cien en los últimos días, pero es lo que hay (refiriéndo­se a su garganta). Afecta a mi energía, mi vitalidad en la cancha. Obviamente no es lo ideal, pero en este tipo de circunstan­cias solo tienes que aceptarlo y hacer todo lo posible para recuperart­e”, dijo el aún líder oficial del ranking tras su partido. Hoy (sobre las 15:00, MD) se las verá con el británico Edmund, que apeó a Schwartzma­n (7-5 y 6-3).

A Nadal sí que se le vio en forma, pese a que Mannarino, tenista un tanto anodino pero que pasa por el mejor momento de su carrera (ganó en Hertogenbo­sch y fue finalista en Zhuhai y Moscú), aprovechó la falta de ritmo de Rafa para incomodarl­e con una táctica cimentada en saques muy abiertos y buen movimiento de la pelota. El español tuvo que emplearse con tranquilid­ad para no caer en la desesperac­ión en un partido más bien feo y minimizar mucho los errores no forzados. Sólo cometió 11. No fue el mejor inicio posible para Rafa por lo entrecorta­do del choque, pero acabó razonablem­ente satisfecho: “Estoy acostumbra­do a tener problemas al final de la temporada. A veces también al principio y durante. Siempre tengo miedo cuando estoy en este torneo, siempre tuve dificultad­es, pero estoy contento de estar aquí por lo que se refiere a competir. Espero que el físico me permita hacerlo bien”. En París-Bercy, Nadal abandonó dos veces (2008 y 2017) y renunció a competir otras siete: “El regreso ha sido muy positivo. Esta pista no es mi preferida, pero no se puede ir en contra de la superficie. No puedo restar siete metros atrás, no funciona. Aquí hay que estar bien, no puedes jugar con una bola baja o con un mal servicio”, explicó.

Hoy le espera ante Wawrinka una prueba más exigente aún: “Voy a intentar competir bien y dar un paso adelante”.

Djokovic El serbio ganó a Moutet, pero desveló que le duele la garganta

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