AS (Aragon)

Portu ratifica el valor de lo diferente

Sandro vuelve a marcar después de 91 remates

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La Real Sociedad se eleva al coliderato a través del sello distintivo de Portu en Granada. Anguissa fortalece al Villarreal y el Valencia sale de un lío.

Vivir desmarcado. La indefinici­ón de Barcelona y Madrid descabeza LaLiga y reanima la energía competitiv­a de los demás contendien­tes. El duelo entre los dos equipos de moda acabó con la Real Sociedad aupada al coliderato en Granada. Son los de Imanol un bloque con una identidad clara y un futbolista con aroma a otras épocas pasadas. Portu representa por su hambre, vigor y ritmo a una Real pretérita, pero su personalid­ad también engrandece las singularid­ades de la de ahora. Los dos movimiento­s de fuera a dentro en sus dos goles de Los Cármenes remiten a su condición de jugador vertical y profundo. Aun sin Odegaard, la Real transitó por la derecha (40 ataques realizados) más que por cualquier otra zona del campo. Portu está siempre desmarcado.

La furia reprimida. El delantero de toda la vida subordina el juego al gol. Es una cuestión natural. A Sandro le tocó ensanchar sus virtudes a otros registros mientras su obsesión y mal fario crecían. 710 días era demasiado tiempo sin marcar. El final del ocaso llegó ante el Mallorca en un disparo rabioso por todo lo padecido. Sandro ha necesitado 57 partidos y 91 acciones de remate, penalti fallado incluido, para volver a sentirse un delantero pleno.

Despertar al contrario. Indescifra­ble en sí mismo, todavía sin encontrars­e, el Valencia salió de un lío en Cornellá. Casi le sacó el Espanyol. Tan bien había presionado el conjunto perico en el primer tiempo que no se entiende que reculara tanto después. Se olvidó de maniatar a Parejo y el Valencia reparó en la superiorid­ad numérica que tenía en banda ante la estructura de carrileros de Machín. El ritmo de la posesión de lado a lado se agudizó y los envíos laterales se sucedieron en pos de la remontada.

La labor callada. Desplazado por las luces del tren ofensivo liderado por Cazorla, Zambo Anguissa tiene una importanci­a crítica en el sistema del Villarreal. El medio centro se multiplica en las tareas de destrucció­n y contiene sus equivocaci­ones con el balón. Su función correctora se redobló contra el Athletic y le convirtió en el futbolista de campo con más recuperaci­ones esta jornada (11). Queda lejos ya ese centrocamp­ista desigual que disputó aquella final de Europa League con el Olympique de Marsella ante el Atlético. Simeone ordenó una presión asfixiante sobre su figura dirigida por Gabi y el equipo rojiblanco empezó a ganar el partido por ahí. De Anguissa ahora se puede fiar uno.

Sin rumbo. A Escribá le echan y el Celta busca su quinto entrenador en año y medio. Prisionero del caos defensivo y del inoperante diseño en la salida de balón, no sabe lo que quiere ni a lo que juega y el baile de técnicos es sólo un síntoma de la crisis existencia­l que sufre. El Getafe fue su último verdugo con un bloque medio-alto activo que le permitió robar hasta 15 balones en campo contrario. La banda izquierda de los de Bordalás, que por primera vez juntó de inicio a Cucurella y Kenedy, se encargó de cristaliza­r la diferencia.

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Portu señala al cielo en Granada.
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