Amelia, la mujer a la que impidieron ser entrenadora
La cántabra quiso sacarse el título en 1969, pero no le dejaron
Lo que empezó casi como un juego se convirtió en una lucha sin solución. Amelia Quintanal, de 82 años, quiso ser entrenadora en Vargas, un pueblo cántabro de 1.500 habitantes donde ha vivido toda su vida. Corría entonces el año 1969 y se preparaba para enfrentarse a una interminable odisea para conseguir el carné de entrenadora, que siempre le negaron. De Santander a Madrid, acompañada por su hermano Arsenio, la respuesta que obtuvo fue la misma: “¡No!”. Por ser mujer.
Amelia nació “en el campo de fútbol”, dice, por lo que era natural que creciera con la pasión por este deporte. El equipo local, el Ayron, representaba la mayor fuente de entretenimiento para los vecinos del pueblo. Entonces, a finales de los 60, necesitaba otro e n t r e n a d o r, como cuenta Arsenio: “Un muchacho, Toñin Torres, se hizo cargo, pero tenía que sacarse el carné de entrenador. Encontró a mi hermana y la invitó a venir a Santander”.
Todo empezó “así, de tonto”, bromea Amelia y, tras el primer “no”, decidió coger el coche con su hermano rumbo a Madrid para desbloquear los trámites burocráticos. Lo primero de todo fue acudir a la sección femenina de la RFEF, que rechazó su idea porque decían que ya tenían un proyecto propio para las mujeres. Amelia llegó allí “pintada para que no pensaran
Pionera
A sus 82 años, le parece “muy bien” la lucha de las jugadoras