AS (Aragon)

Agónico Barça

Lamentable partido culé, que sobrevive a balón parado ● El colista tuvo al líder contra las cuerdas

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Apesar de practicar un juego mugriento en un homenaje a la impotencia y a la agonía, el Barça se aferra a los resultados que arranca con más pena que gloria a base de jugadas a balón parado y un buen puñado de fortuna. Así se impuso el equipo blaugrana al colista Leganés por 1-2. Tres puntos que permiten seguir maquilland­o una situación de juego impropio. El equipo blaugrana vence, pero no convence en absoluto.

Valverde se quejó en la rueda de prensa previa al partido de que la mayoría de las preguntas de los periodista­s empezaran con “¿no le preocupa que..?”. Aseguraba el técnico que no tenía motivos para preocupars­e, pero o bien no quería confesar la realidad públicamen­te o vive de espaldas a la realidad.

A pesar de asegurar no estar preocupado, el técnico dio de nuevo en Leganés otra vuelta de tuerca al esquema del equipo. Dispuso el técnico un sistema de doble pivote juntando sobre el césped como titulares por primera vez a Messi, Dembélé, Griezmann y Suárez. Fue un nuevo fracaso.

Alejado del área, el argentino fue inofensivo durante los primeros 45 minutos, Griezmann sigue tirando desmarques a la nada y únicamente algunas acciones aisladas de Dembélé y Suárez aportaban algo que hacía remotament­e reconocibl­e al Barça.

Por su parte, el Leganés tuvo desde el inicio muy claro su plan de juego. A base de pulmones y pundonor mantuvo a los blaugrana alejados de su portería y cuando robaban el balón, algo bastante habitual, buscaban a En-Nesyri.

Así llegó justo antes de cumplirse el primer cuarto de hora el primer gol. Dembélé se hizo un lío con el balón, Rubén Pérez buscó al marroquí, que se plantó ante un Piqué que le dio dos metros que el extremo aprovechó para meter el balón por la escuadra. Un señor golazo. Al Barça le entró el tembleque y los reproches. Los jugadores empezaron a ponerse malas caras. Sólo Suárez parecía estar por lo que tocaba, pero Cuéllar respondió a cada una de sus tres aproximaci­ones. A la segunda, un cabezazo a centro de Dembélé, con un paradón sensaciona­l.

Estaba por ver que nueva solución se le ocurría a

Valverde de cara a la segunda parte, porque ahora sí que la cosa era preocupant­e de verdad.

A falta de fluidez en el juego, el Barça reaccionó a base de la pelota parada, uno de los pocos argumentos que le quedan a este equipo. Primero fue Piqué el que remató al poste a la salida de un córner botado por Messi. Cinco minutos después una falta que el argentino colgó al área fue rematada por Luis Suárez.

Nada más igualar el encuentro, Busquets y Griezmann fueron sustituido­s por Rakitic y Arturo Vidal, pero el equipo seguía sin carburar. En un último intento de sacar algo en claro, Valverde dio entrada a Ansu Fati por Griezmann. Ni por esas el Barça le cogió el hilo al partido y fue de nuevo a balón parado como marcó el segundo después de un saque de esquina que Rubén Pérez tocó hacia atrás habilitand­o la situación de Arturo Vidal casi sobre la línea de gol.

Sin saber cómo, el conjunto culé acabó conquistan­do tres puntos. No obstante, Valverde debería empezar a valorar que a pesar de la victoria hay motivos más que sobrados para preocupars­e.

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