Hacia una nueva NBA
Adam Silver, que se fija en el fútbol y en los torneos europeos, estudia cambios que transformarían por completo la competición
El comisionado Adam Silver lleva tiempo advirtiendo de que nada en la NBA es intocable. Todo está sometido a debate si sirve para mejorar una competición que pasa por un momento excelente pero que es consciente de que siempre hay nuevos retos a la vuelta de cada esquina. Algunos relacionados con los tiempos que corren, como los nuevos hábitos de consumo de los aficionados, y otros vinculados con sus formatos de competición y negocio, de la grave crisis que se abrió en pretemporada con China, gran mercado preferencial, a las quejas de aficionados y televisiones por el load management, los descansos planificados y cada vez más habituales de la grandes estrellas con el objetivo de llegar en plenitud a los playoffs.
Los cambios que barrunta Silver pueden estar acercándose irremediablemente, tal y como anunciaron ayer en un artículo conjunto los pesos pesados de ESPN, Adrian Wojnarowski y Zach Lowe: la NBA se plantea una reforma integral que reduciría el número total de partidos (la idea es que cada equipo pase de los 82 actuales a 78 en la fase regular), cambiaría el formato de los playoffs e introduciría un torneo de duelos de eliminación durante la temporada. Algo que a priori choca con la filosofía americana, centrada en un único y gran título, y del que Silver ha hablado ya abiertamente sin negar que se inspira tanto en el March Madness, el gran torneo del K.O. del baloncesto universitario que paraliza EE UU en marzo, como en las competiciones de Copa y el estilo de los grandes torneos de fútbol en Europa.
Este torneo se jugaría entre noviembre y diciembre, con una primera fase clasificatoria cuyos partidos serían también de fase regular. De ella saldría una franquicia de cada una de las seis Divisiones de la Liga, seis clasificadas a las que se sumarían las dos siguientes con más victorias para definir los ocho que jugarían una fase final con partidos de eliminación: cuartos, semifinales y final. Este torneo lo disputarían, por lo tanto, los 30 equipos y compensaría las pérdidas económicas que implicaría la reducción de la fase regular. El problema, y la NBA lo sabe, es que haría falta tiempo para que esta competición paralela comenzara a acumular mística y a atraer a franquicias, jugadores y aficionados.
Los cambios en la lucha por el título también serían de primera magnitud. Seguirían clasificándose ocho equipos de cada Conferencia, pero solo seis lo harían de forma directa. La penúltima plaza sería para el ganador de un partido entre el séptimo y el octavo clasificado y la última se la jugarían también a cara o cruz el perdedor de ese duelo y el ganador de otro anterior entre el noveno y el décimo.
Pero la principal modificación en los playoffs llegaría después de las dos primeras rondas y en el último escalón antes de la gran final. Después de las semifinales de Conferencia se rompería la histórica división Este-Oeste, el eje que ha vertebrado la NBA durante sus más de siete décadas de historia, y los últimos cuatro supervivientes se ordenarían por número de victorias y jugarían unas eliminatorias de semifinales (primero contra cuarto y segundo contra tercero) de las que saldrían los dos finalistas que, por primera vez en la historia, podrían pertenecer a la misma Conferencia. Una auténtica revolución cultural.
Revolución
La final de la NBA la podrían disputar dos equipos de la misma Conferencia