Lampard es el líder del Chelsea más ‘austero’
Abramóvich gasta 1.968M¤ para ganar 18 títulos
Hay un antes y un después a la llegada de Román Abramóvich en la historia del Chelsea; como también parece que lo habrá en el modelo de gestión del club a raíz de la sanción FIFA. El Chelsea tiene prohibido acudir al mercado durante dos ventanas
(la pasada de verano y la próxima de enero) y a Román Abramóvich, según desvela el presidente del club Bruce Buck en The Guardian, le gusta que su equipo esté compitiendo en Champions y Premier “sin que le cueste una fortuna”.
El millonario ruso es dueño del Chelsea desde el 2 de julio de 2003, fecha en la que cerró la compra del club por unos 165 millones. El Chelsea había ganado 11 títulos desde su fundación en 1905. En sus vitrinas sólo tenía una liga (1955) y su mayor logro europeo, una Supercopa (1999). La era Abramóvich, con 1.968,7 millones de euros en fichajes (por los 1.090,8 ingresados por ventas), se resume en 18 títulos, incluida una Champions y cinco Premier. Ningún club inglés ha ganado más títulos.
Abramóvich dejó claro desde su primer año que había llegado al Chelsea con billetes para gastar. En el verano de 2003 el club invirtió 169,2 millones (sólo recaudó por ventas 900.000 euros). Al club llegaron, entre un total de 11 refuerzos, Hernán Crespo (26), Duff (24,5), Verón (21,5) y Makelele (20). Ese año ya fue segundo de la Premier y semifinalista de Champions.
En las 17 temporadas que lleva Abramóvich, sólo en tres el Chelsea ha ingresado más de lo que gastó (2008-09, 2014-15 y 2019-20). Este último verano hizo más caja que nunca. Recaudó 145,7 millones en ventas (100 de Hazard) y sólo gastó 45 millones en Kovacic, al que pudo fichar pese a la sanción porque al estar cedido, su licencia estaba dada de alta en la Federación inglesa. En enero, eso sí, anticipándose a la sanción, fichó a Pulisic (64 millones). Pero, con Lampard de líder, el Chelsea ha rearmado su proyecto mirando a su cantera: Mason Mout, Reece James, Tomori, Hudson-Odoi o Abraham son hoy ejemplo del nuevo modelo de gestión por el que se dice aboga Abramóvich.