Setién sueña con Fabián
El perfil del interior sevillano, que hoy cumple 24 años, le convierte en el recambio ideal de Rakitic y Vidal
Oculto tras el ruido de los grandes nombres del verano, Neymar y Lautaro Martínez, el Barça tiene decidido hace meses fichar a un centrocampista joven de nivel para cubrir las salidas cantadas de Ivan Rakitic y Arturo Vidal este verano. Con 32 años el croata, y casi con 33 el chileno, su adiós a la entidad azulgrana está cantado. A pesar de que Aleñá regresará de su cesión en el Betis y de que se hará un intento por darle el último empujón a Riqui Puig y Collado, la secretaría técnica del Barça quiere darle un impulso a la medular con un centrocampista total. Necesita piernas.
Fabián es el preferido. Criado en los brazos de Setién, que le dio el salto a la fama, el cántabro estaría encantado con el fichaje de un jugador que ya ha sido pretendido dos veces por el Barça antes de su llegada (Robert pensó en su incorporación en el verano de 2017 pero se echó atrás finalmente; y anteriormente pudo incluso jugar en el Barça B). Fabián encarna todas las características que Abidal y Ramon Planes persiguen. El mejor jugador de la pasada Eurocopa Sub-21 tiene buen trato de balón, buena capacidad de asociación, sentido táctico, esfuerzo defensivo, recorrido, llegada, gol... Además, no necesitaría adaptación. Conoce de memoria los gustos del actual entrenador del Barcelona.
El Madrid también lo pretende, aunque el ejemplo de Ceballos puede hacerle pensar. Fabián, que cumple hoy 24 años, está cuajado y listo para dar el salto.
El Barça también lo ve como un buen compañero de viaje para De Jong, sólo un año menor que él. Eso mientras se espera la explosión de Arthur, centrocampista nacido, como Fabián, en 1996 y que seguirá la próxima temporada. El Barça podría cambiar un centro del campo formado por Busquets, Rakitic y Vidal, con 32 años de media (el que jugó en Liverpool) por uno en el que jueguen De Jong, Fabián y Arthur, con menos de 24 años de media.
La historia del Barça se parece a esta época precaria. De pronto se han roto las certezas hasta que el equipo y el club se fundieron en un abrazo de común mediocridad. El resultado vino a coincidir con el estado actual del mundo. No, no es grandioso, lo que ocurre, es miserable, pero en la historia será tratado con la grandilocuencia con que los antiguos relatan los mitos que destruyeron la humanidad. Eso tiene de grandioso. Pero lo del Barça es penoso, como un disparo de hielo en las aventuras exitosas del equipo y del club. No sólo ha tenido el Barça que recurrir a los fondos, para descubrir que no los tiene, como si sus bravatas fueran de barra de bar y en realidad estuviera presumiendo de lo que carecía, sino que, además, lo ha hecho sin conseguir de sus futbolistas el consenso adecuado para llevar a cabo el ERTE que ahora hace a la directiva deber moralmente aún más a Messi…
No tenía que haber venido este desastre para poner en evidencia ese muy desaseado historial de desavenencias. Esa relación estaba rota al menos desde que el presidente se desentendió incluso de las circunstancia judiciales de Messi. Lo que pasó sucesivamente se parece a un verso triste de Pablo Neruda, que concluye diciendo “las cosas que nadie rompe, pero se rompieron”. Las cosas están rotas, ahora sólo las puede remendar el fútbol, y eso ya sólo lo puede recomponer Messi…
Maestro Setién le empujó a la fama en el Betis y desea su fichaje
El Madrid Le pretende pero el ejemplo de Ceballos le puede hacer pensar