‘Monchi, 13 masterclass’, el secreto de sus éxitos
—Sigo pensando igual. Estuvo mal anulado. Militao no tiene ni idea de dónde está el balón, solamente agarra a De Jong. Es un bloqueo muy bien hecho. A mí me ha pasado y cuando me caigo no pido falta. Pero de qué sirve ya lamentarse.
—Lamentarse siendo terceros... ¿Cree usted que no se debería jugar más por salud?
—Lo que decidan las autoridades y Sanidad. Si no se juega más terminaremos terceros, merecidamente. Si vuelve LaLiga, a ganar partidos y la Europa League. Aunque haya que jugar con los campos vacíos.
—¿Prefiere ganar un título en un estadio sin gente a perderlo en uno repleto?
—Por supuesto. Entiendo que levantar una Europa League en un estadio vacío no es la situación perfecta, pero ya llevaríamos la Copa a la afición o lo celebraríamos por Zoom.
—Y una curiosidad: ¿cómo habla tan bien el castellano? No se come ni los artículos, como suelen hacer los balcánicos.
—A mí madre le gusta mucho España. Cuando nos fuimos volvíamos aquí todos los años de vacaciones. Se me dan bien los idiomas. En unos meses aprendí portugués. Y de chino hablo algo. Si me metes en una calle de Pekín no me pierdo...
■ “Monchi, 13 masterclass” es el título del serial que en la noche de este lunes arrancó en los canales oficiales del Sevilla. El contenido no es otro que la metodología de trabajo de Ramón Rodríguez Verdejo a la hora de capitanear la dirección deportiva de la entidad nervionense. En el primero de los 13 capítulos, que tendrán 13 minutos de duración (en recuerdo del dorsal que Monchi lució en el Sevilla como jugador), el de San Fernando se centró en el llamado “factor suerte”.
Antes de empezar, Monchi matizó la existencia de tres modelos: el presidencialista, el anglosajón (donde decide el entrenador) y el modelo mixto, en el que se encuadra el Sevilla y que está formado por tres columnas: el presidente y su consejo, encargados de las cuentas, el entrenador, que decide el perfil, no el nombre del fichaje y la dirección deportiva, que toma la información económica y la deportiva y se encarga de poner el nombre.
“Yo soy director deportivo por casualidad, no era mi vocación. Yo quería ser portero primero y abogado después, pero gracias a Dios Roberto Alés se cruzó en mi camino”, confesaba el director deportivo.