Butragueño “Jamás sentí ira hacia Clemente”
fue sustituido por Vicente Miera. Bajo el mando del cántabro tampoco se enderezó el rumbo y el equipo no se clasificó. Sanchís, Míchel, Martín Vázquez y Butragueño estuvieron presentes en el naufragio de Reikiavic, donde se perdió ante Islandia (2-0) y preludio de la derrota definitiva en Sevilla ante la Francia de Platini (1-2) que certificó la eliminación –esa noche no jugó Míchel- y, además, supuso la primera derrota en su ciudad fetiche.
■ En el libro Corazones blancos, Emilio Butragueño analiza su paso por la Selección y explica especialmente dos momentos cumbres de su trayectoria. Los cuatro goles a Dinamarca en el Mundial 86 y su despedida forzada con la llegada de momento. Los recuerdos de Querétaro fluyen como si el partido se hubiera jugado ayer. Era su décimo quinto partido con la Selección (18-6-86). “Los expertos afirman que fue el mejor partido de mi carrera. Los profesionales somos conscientes de que marcar cuatro goles en un encuentro es casi imposible y más si es en un Mundial y en un partido de tanta trascendencia. La vida fue muy generosa conmigo ese día. Fue como si me dijera Emilio te doy un día de gloria. Fue un día de suerte”. Seis años después asimiló con la misma grandeza que el seleccionador dejara de contar con él: “Hubo un proceso lento de asimilación. Dentro de la decepción que supuso no ser llamado más, intenté ser práctico y asumir la realidad. Luché con el Real Madrid para volver pero esa etapa estaba terminada. Jamás reaccioné con ira hacia Clemente. Soy de los que piensa que la gente no actúa con mala fe. Era el seleccionador y elegía a los que él consideraba los mejores, así de sencillo. En esa ocasión tuve presente el exquisito comportamiento de Santillana cuando Di Stéfano lo sentó para incluirme a mí en el once titular del Madrid”.