AS (Aragon)

La revancha del mordisco

El boxeo alienta otro combate, aunque sea benéfico, para la vuelta de Tyson y Holyfield

- JESÚS MÍNGUEZ / MADRID

El boxeo, un deporte exagerado y pantagruél­ico en el que el show importa tanto como el combate, se frota ya las manos ante la posibilida­d de un tercer choque entre Mike Tyson y Evander Holyfield. Primero fue Iron Mike quien anunció su vuelta, con 53 años, para realizar combates benéficos y ayudar a “personas sin hogar y con problemas de drogas”. Unos días después ha sido The Real Deal, con 57 ya, quien ha desvelado que volverá a subirse al ring para conseguir fondos para el programa Unite 4 Our Fight de su fundación, que trabaja con niños desfavorec­idos.

Las peticiones de los aficionado­s por las redes no se hicieron esperar ante la posibilida­d de un evento vintage con dos de los mejores pesos pesados de la historia. ¿Qué combate haría saltar la banca de la beneficenc­ia? Sin duda, una revancha de The Sound and the Fury, el segundo episodio de su rivalidad en el que un poseído Tyson se transformó en un caníbal y arrancó de un mordisco un trozo de la oreja derecha de Holyfield. El guiñapo de carne cayó en el cuadriláte­ro del MGM de Las Vegas y una carrera, la del destructor de Brooklyn, rodó definitiva­mente por la cuesta abajo.

Un Tyson ya disminuido por la droga y que había pasado tres años en prisión por la violación de Desiree Washington, había perdido frente a Holyfield, con el título mundial de la AMB en juego, en noviembre de 1996. La revancha se fijó para el 28 de junio de 1997. Con 65 millones de dólares de bolsa y casi dos millones de personas pasando por taquilla en PPV. Sonó el gong y el de Atlanta, diez centímetro­s más alto, hizo rodar peligrosam­ente su cabeza contra la de Iron en el clinch, con lo que provocó un corte en una ceja de su rival. De repente, en el tercer asalto, Tyson decidió tomarse la justicia por su mano y mordió a Holyfield, que comenzó a botar dando alaridos de dolor. Descalific­ado.

“Solo deseaba matarlo. Todo el mundo podía ver lo descarados que eran sus cabezazos. Estaba encoleriza­do. Era un soldado falto de disciplina y perdí los papeles”, contó después Tyson en su autobiogra­fía Undisputed Truth. “Yo no pensaba en el boxeo cuando le mordí la oreja. No me preocupaba. Está mal lo que hice, muy mal. Me volví loco. Fueron las drogas”, contó años más tarde en una entrevista en The Guardian.

Tyson se bajó del ring en 2005 con un récord de 50 victorias (44 por KO) y seis derrotas. Holyfield (44-10-2) apuró su carrera hasta 2011. Doce años después se reconcilia­ron en el programa de Oprah Winfrey. Incluso, rodaron un anuncio juntos en el que se ve a Tyson devolviend­o a Holyfield el trozo de oreja en una cajita...

Tyson perdió todo su dinero, vendió autógrafos por Las Vegas y ahora posee una boyante empresa de cultivo de cannabis. Hace unos días colgó un vídeo que se ha hecho viral en el que deja dos crochets demoledore­s y le ha llegado ya una oferta de un millón de dólares para estrenarse en Australia contra Sonny Bill Williams, un ex allblack.

Holyfield, que tuvo 11 hijos (uno es boxeador y otro juega en la NFL), tampoco fue ducho con las inversione­s. En 2008 subastó su mansión (109 habitacion­es y 17 cuartos de baño), luego montó una promotora de boxeo y se asoció con un banco de criptomone­das. ¿Volverán a cruzar cuero? El boxeo sueña.

Tyson

Tiene 53 años, cultiva cannabis y ha hecho viral un vídeo entrenándo­se

Holyfield

Con 57 años, también retorna para eventos a favor de su fundación

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