O Sevilla
La pizarra de Lopetegui se impuso a la de Rubi
respiraba porque el marcador no se hubiera movido.
Penalti. Pero el único cambio que iba a haber en la segunda mitad es que el Sevilla encontraría el camino del gol. El marcador se abrió con polémica, puesto que los jugadores béticos protestaron con vehemencia el penalti señalado a Bartra por un codazo a De Jong. Mateu Lahoz no vaciló lo más mínimo y Ocampos transformó la pena máxima engañando a Joel. El argentino se marchó al parón goleando y volvió de la misma forma.
El castigo al Betis iba a aumentar sólo seis minutos después. Otra jugada de estrategia del Sevilla, balón que llega al área, taconazo magistral de Ocampos y remate sin oposición de Fernando. El Sevilla espantaba sus fantasmas y el Betis no sabía muy bien cómo estaba dos goles por debajo en el marcador con media hora de partido por delante.
Intentaron acortar distancias los de Rubi pero entre que la pólvora de sus atacantes estaba mojada y que el Sevilla se sentía cómodo defendiendo, el marcador no se movió. El derbi del silencio volvió a vestirse con el blanco del Sevilla.
Sonaron temas de Bon Jovi, de Queen, de Silvio, de AC/ DC y por supuesto el himno del Arrebato antes de que el balón comenzará a rodar sobre el césped del Sánchez Pizjuán, pero se echó en falta un guiño poético de la megafonía: The Sound of Silence (el sonido del silencio), de Simon y Garfunkel. Los periodistas que tuvimos esa suerte, proveniente de la desgracia, de vivir este regreso de LaLiga éramos entonces conscientes de encontrarnos ante un momento histórico, que esperemos no vuelva a producirse nunca más en la historia. Sin público, el derbi fue mucho menos apasionado.
Pero fue derbi, claro. En algunos aspectos, más derbi que ningún otro de los que se hayan jugado. Hablo de fútbol, claro. Sin condicionanes externos este Sevilla dio la razón a los que pensamos que es mucho mejor equipo de lo que algunos de sus gurús pesimistas pregonan. Un conjunto muy físico al que sólo la falta de gol, y anoche volvió a demostrarlo, le imposibilitará luchar por algo más que una plaza de Champions. Y también que el Betis tiene bastante menos de lo que el estado perpetuo de optimismo en el que se instala suele indicar. La clasificación de uno y otro, 17 puntos de diferencia ya, no dan lugar a más mentiras.
Polémica Mateu no tuvo dudas de que Bartra hizo penalti a De Jong