El Sadar contra Aguirre

El técnico, con un cariño mutuo con Osasuna, puede seguir cavando su tumba Los rojillos rozan la salvación

EI Vasco Aguirre jugó en El Sadar y le dieron mucho cariño tras una grave lesión. Luego empezó en el feudo rojillo su etapa como entrenador de Primera. Es donde más feliz se ha sentido. Se le adora en Pamplona y su sufrimiento es una tortura para la afición rojilla. Pero hoy, con el campo vacío, todo está montado para su dolor, porque su tropiezo significaría la permanencia virtual para la tropa de Arrasate.

Osasuna llega montado en la ola del optimismo, tras vencer al Alavés el miércoles gracias al primer tanto en Primera de Lato, pero no se fían de un equipo agonizante que en realidad hizo buenos partidos a domicilio en el Camp Nou y Mallorca. El equipo navarro mostró hace tres días una clara mejoría respecto de las dos últimas derrotas ante el Atlético y Valencia, donde ofreció una pésima imagen, a excepción del segundo tiempo ante los ches.

Desde la baja por problemas físicos del Chimy, el equipo ha visto cómo sus registros goleadores han descendido claramente con la falta del delantero que hasta su fatídica lesión había anotado nueve dianas en LaLiga. Arrasate pierde por sanción a dos de sus titulares. David García y el capitán Oier vieron la quinta amarilla ante los babazorros y están fuera. Jugará el Leganés con media estocada mortal después del triunfo del Eibar ante el Valencia. Siete puntos distancian a los pepineros de la zona de la salvación. Eso, en cristiano futbolero, se llama abismo. Pero Aguirre confía en la gesta. Eso sí, no niega la realidad de un equipo lastrado, sobre todo, por la ausencia de gol. A este duelo viajará con sólo tres tantos en la convocatoria. A saber, los de Kevin, Roque y Omeruo. Óscar (nueve tantos) y Carrillo (uno) están lesionados. El tema pinta oscuro. Quizá por eso, el Vasco será valiente. Su once tendrá todo lo que le queda en ataque, con Bryan, Guerrero y Assalé por primera vez de inicio.

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