Celades, a salvo mientras sea posible llegar a Europa
El club y los pesos pesados del vestuario pactan una tregua
AIbert Celades está tocado, aunque todavía no está hundido. Celades se sentará mañana en el banquillo de La Cerámica y la idea (hoy) es que siga haciéndolo hasta final de temporada. Celades gana tiempo porque el Valencia, según se reflexiona desde dentro, está a sólo un punto de la Europa League. De la Champions está a siete y, sobre todo, a mil sensaciones, pero clasificarse para la Europa League se ve como un bien menor. En ello focaliza el club sus esfuerzos en las siete jornadas que restan y en ese objetivo común se sustenta la tregua pactada con el vestuario.
“De las situaciones difíciles se sale con carácter, profesionalidad, solidaridad y compañerismo. Pero, sobre todo, se sale unidos. Ahora más que nunca tenemos que ser un equipo y pelear hasta el final por el escudo y por lograr un objetivo complicado, pero no imposible”. La frase la colgó Parejo en las redes sociales. El capitán ponía así literatura a la tregua.
Parejo escribía el tuit a última hora de una mañana en la que Anil Murthy se personó en Paterna. Con la derrota en Eibar aún de cuerpo presente, el presidente estuvo con César Sánchez, con Celades, con el consejero Juan Sol y con el asesor Sean Bay. Allí, más que respaldar a Celades, lo que se escenificó fue un pacto cortoplacista. Celades tiene firmado un año más de contrato, pero continuará mientras dure la guerra, es decir, mientras siga en la pelea por Europa. La confianza que había durante la pandemia en que Celades seguiría al frente del proyecto de Lim se ha diluido en sólo dos semanas de competición. En ellas se han sumado cuatro puntos de 12.
¿Qué ha pasado en estas últimas semanas? Celades ha perdido el respeto de sus jugadores, el cual sí se ganó desde octubre a diciembre. Ello, por una suma de factores (gestión del caso Garay, el de Diakhaby, gestos de indisciplina como los de Maxi Gómez, que se le encaró por dos veces tras el duelo con Osasuna, o enfados de Guedes, Ferran y Kang-in); por un cúmulo de malas sensaciones (sus métodos de entrenamiento no aportan soluciones a los males del equipo lejos de
Mestalla); y, sobre todo, por los efectos de causas ajenas al propio Celades, un entrenador al que Anil Murthy definió en enero como “funcionario”, en el sentido de persona que tiene que seguir las directrices de la propiedad. El vestuario no cree en Murthy, poco en el proyecto de Lim y negociaciones como la de la rebaja salarial han reavivado una hoguera que lleva encendida desde el adiós de Marcelino y Alemany.
Parejo “De las situaciones difíciles se sale con solidaridad y unidos”