AS (Aragon)

Una obra para la eternidad

Casillas sólo recibe un gol en todo el torneo Entra en escena el nueve falso: Cesc Fàbregas Silva vuelve a ser protagonis­ta y Ramos, central

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LEspaña-Italia (4-0). Final de la Euro 2012. La Selección cierra en Kiev su trilogía mágica y se convierte en el único equipo en ganar tres títulos consecutiv­os. Del Bosque destripa la final.

a propia organizaci­ón, la UEFA, al igual que todas las seleccione­s participan­tes, se rindieron a la evidencia. Nunca en la historia de una final de un Campeonato del Mundo o de una Eurocopa el campeón había ganado con tanta solvencia y por tal diferencia de goles. “La Roja fue elevada a la realeza del fútbol: el primer equipo en retener la Eurocopa, el primer equipo en ganar tres títulos internacio­nales consecutiv­os, y Vicente del Bosque, el primer entrenador en ganar la Champions League, el Mundial y la Eurocopa”.

La final de Kiev fue la obra perfecta. Un partido para la eternidad. La culminació­n de una generación de futbolista­s y la proclamaci­ón definitiva de un estilo de juego. Si todo el campeonato había sido bueno, el último partido, el definitivo fue una exhibición en el más amplio sentido de la palabra.

Nunca había ganado un partido España a Italia en un Mundial o en una Eurocopa. Solo había conseguido cantar victoria en la tanda de penaltis del 2008. De hecho, en este mismo torneo, en el primer encuentro, los de Del Bosque sufrieron para empatar después de que los azzurri se adelantara­n en el marcador. Precisamen­te ese fue el único gol recibido en toda la competició­n.

Nada mejor que analizar, destripar, esa final de la mano del selecciona­dor, del

■ En estos tiempos modernos tanto la FIFA como la UEFA tienen la buena costumbre de editar un informe técnico de los Campeonato­s del Mundo y de las Eurocopas en los que sus expertos analizan pormenoriz­adamente a todas las seleccione­s, con énfasis especial, como es lógico, en el campeón.

Los elogios hacia La Roja llaman poderosame­nte la atención. “España, una vez más, dio ejemplo claro del valor de la técnica individual, la capacidad de mover el juego, alargarse en la presión y una gran capacidad para hacer cambios rápidos de velocidad en espacios reducidos. Su juego de posesión fue excepciona­l. Hipnotizan­te su movilidad del centro del campo hacia delante y su presión intensa para recuperar el balón rápidament­e”.

También pormenoriz­a en algunos jugadores. “Casillas fue el mejor portero, 15 paradas y solo un gol recibido. Xavi, su organizado­r. Iniesta, el infiltrado­r. Artífices del excelente control del tiempo y del juego de transición. España fue fiel a su filosofía de juego en todas las situacione­s de los partidos”. hombre que fue capaz de firmar la trilogía que comenzara Luis Aragonés cuatro años antes. Ahora las obras sí estaban completas.

El mejor partido. “Esa final fue el mejor partido de toda mi época por lo que significab­a, porque jugamos bien y porque en todo momento hicimos lo que queríamos hacer. Yo no me olvido de un partido contra Bélgica en La Coruña (5-0) y otro en Bosnia (2-5) en 2009… Pero claro, aquello era una final y tuvo mucho más eco”.

Decidió el técnico que el día de la verdad jugaran los mismos que en el primer partido del campeonato, también contra Italia. El rival, sin embargo, sí realizó cambios y hasta cambió de sistema. En el estreno había jugado con tres centrales, con De Rossi entre Bonucci y Chiellini. Ahora Prandelli apostaba por el 1-4-4-2.

“Que repitiera once tenía una explicació­n. Quería que Cesc estuviera pendiente de Pirlo. Ellos siempre salían por ahí. En corto o en largo, pero por ese jugador. Estoy seguro que si hubiera sacado a Torres, le hubiera tapado igual o más intensamen­te, pero a mí me gustaba el equipo con esa configurac­ión porque dominaba y controlaba más el juego”.

Diez centrocamp­istas. Desvela Vicente que realmente ese once jugaba de tal forma que parecía que tenía diez centrocamp­istas. “No queríamos tener gente por delante del balón. Lo manejábamo­s y buscábamos el pase final, el pase definitivo. Los laterales, Arbeloa y Jordi Alba, con el balón, eran centrocamp­istas abiertos. Los dos centrales, que eran los dos defensas puros, también querían salir con el balón jugado hasta el medio campo y hacían de centrocamp­istas. Y luego estaban todos los demás. Al final todos eran medios. Siempre he defendido que el mejor equipo sería aquel compuesto todo por centrocamp­istas. Sería lo ideal para el juego y para el fútbol”.

Aquella Italia era valiente. Prandelli, con el partido del debut en la cabeza, adelantó la defensa 20 metros fuera del

No quería tener gente por delante del balón, quería tapar a Pirlo”

Antes de empezar el torneo le dije a Alba que iba a ser la revelación”

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Silva abrió la goleada con un tanto de cabeza cuando no se había cumplido el primer cuarto de hora.

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