AS (Aragon)

NACHO, BAJA POR LA COVID

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Nacho estaba en la convocator­ia del Madrid para viajar a Alcoy y probableme­nte iba a ser titular, pero finalmente no pudo desplazars­e por haber sido contacto estrecho de un positivo por COVID-19, lo que implica aislarse hasta que se someta a una PCR que confirme si se ha contagiado o no. Chust jugó en su lugar.

Como en la primera mitad, el Madrid acreditó su condición de gigante de salida y luego fue perdiendo el interés, Mariano al margen. Sin opciones, sin éxito, sin demasiadas herramient­as, fue a por cada pelota como si se jugara el puesto. Lo que le faltó a Jovic.

Para la recta final metió a Zidane a Benzema, hoy primer espada, pero cuyo nombre figurará para siempre en el oprobio de Alcorcón y en este. La dinámica del partido, para entonces, no invitaba a un vuelco radical. Tampoco lo buscó Zidane, que no hizo más cambios en los 90', quién sabe si porque no percibió peligro o porque prefirió no quemar a sus pretoriano­s hasta que Solbes, en un córner, empató sin oposición en el segundo palo. El balón parado iguala mucho a ricos y pobres. El Madrid anotó el aviso y apretó al final, en el que Sánchez Martínez se tragó un penalti a Militao sin ese juez de segunda instancia que es el VAR. En la prórroga llegó la caballería: Asensio, Kroos y Hazard, que pide minutos y son tan buenos en Wembley como en El Collao. Los de siempre para intentar arreglar el estropicio de los de nunca. Ahí, tarde, sonrojado, sí apareció el Madrid, adecentado por Benzema y Asensio, al que el magnífico José Juan le negó el gol. También a Marcelo, cuando el Alcoyano ya andaba con diez por expulsión de Ramón López. Y, contra todo, Juanan metió su bota en un centro al primer palo y acabó con el Madrid. Será un oprobio para siempre, de los que no olvidan el club ni Zidane. Es el segundo título que se le va al Madrid en un mes y la Liga está cuesta arriba. Queda la Champions, su casa cuartel.

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