El Madrid no se raja
Los jugadores blancos le regalan a Laso una victoria muy especial ● Deck y Thompkins, 23 puntos por barba
Si esto fuera ajedrez y no baloncesto, los analistas hubieran fracasado en la preparación de la partida. Porque casi nada de lo que ocurrió estuvo planeado. Bueno, sí, una cosa, que el Madrid diera la cara pese a la inclemencia de las bajas. Eso en la era Laso siempre es así, el Madrid no se raja, lo gritó el técnico hace unas semanas cuando se multiplicaban los problemas y lo volvió a gritar para alzar el telón de la Copa. Lo hizo su equipo que desarboló al Valencia en una actuación colectiva enorme con Deck y Thompkins (23 puntos por barba) como mascarones de proa, todo en un día muy especial para Laso, justo cuando se convertía en el entrenador con más partidos (735) en la historia del club, incluido el fútbol.
Lo demás fue inopinado, o en caso de hacer una lista de previsiones, hubieran aparecido muy abajo. El duelo TavaresDubljevic casi no existió, el de Cabo Verde cometió una falta de nuevo al descanso (+15) al tiempo que Prepelic se extraviaba en una batalla equivocada, la de los gestos.
Ponsarnau reclamaba a sus jugadores pelea y comunión, mirarlos y reconocerlos, y en la reanudación seguía sin hacerlo, no había orden y el Madrid tocó el cielo con la enésima diana de Deck: 59-38. Con todo perdido y ya muy desinhibido, vimos al Valencia que esperábamos. Prepelic amagó y Van Rossom golpeó. El base belga lideró un parcial de 0-15 que parecía ponerlo todo patas arriba: 59-53. Otro mal vaticinio. Los de Laso recuperaron el temple. Tavares surgía en las alturas y Deck, de cuatro, doblegaba a Kalinic. Luego, gran relevo de Thompkins. Tanto monta, monta tanto. Letales. “No mires nunca hacia atrás”, le decía Lolo Sainz a Laso en un emotivo vídeo tras el partido. En semifinales, el Lenovo Tenerife.
Dos faltas El ‘decisivo’ Tavares solo jugó 44 segundos en la primera parte
EI Lenovo Tenerife disputará las terceras semifinales de su historia tras doblegar al Hereda San Pablo Burgos en el duelo entre campeones del mundo: los canarios ganaron la Intercontinental de 2020 y los castellanos, la de 2021, hace menos de una semana, en Buenos Aires (Argentina). Reflejo del buen estado del baloncesto español. Y ganó, además, tras controlar el encuentro desde finales del primer cuarto gracias a la explosión de Sasu Salin.
El finés estuvo sublime desde la línea de tres. En movimiento o en estático, atravesando bloqueos o rebotando en ellos, con su par a dos centímetros o a dos metros. El escolta no hizo prisioneros y su hoja de presentación brillaba al descanso: un 3/4 de tres en el primer cuarto y un 2/3 en el segundo. En total, 5/7 para 18 puntos en 15 minutos. Imparable y casi impoluto. Como el Lenovo, con un 10/13 (13/26 al final). Eran tres aciertos más que de dos (7/14) y desde la personal (7/7) en los 20 minutos iniciales.
Y así, claro, despegó el Tenerife. El Burgos no encontraba ni ritmo ni juego. Tampoco comodidad arriba y abajo. Cook era el único que parecía responder en los debutantes. Pero no era suficiente para hacer frente a un enemigo que dio su primer zarpazo en los últimos 120 segundos del primero cuarto con un parcial de 16-4 (25-17). Arrancó Salin con dos triples, siguieron Cavanaugh y Sulejmanovic, con uno por barba, y cerraron Fitipaldo y Guerra. Solo fue el principio.
A la inspiración de Salin, se le unió la de Fitipaldo (y la eterna presencia de Shermadini: 12 puntos). El uruguayo, 18 tantos y 6 asistencias para 19 de valoración y más regular que Salin, disparó al Lenovo hasta el +15 (41-26) con dos triples. El San Pablo llegó a acariciar la remontada (53-51) con un arranque de fe. Un espejismo. La andanada de los de Vidorreta de réplica fue de aúpa: 16-0 para encontrarse con un +18 (69-51, min 29), la máxima ventaja del partido. 8 puntos de McFadden dieron aire a Peñarroya (71-59), pero ya daba igual. El Tenerife se enfrentará en semifinales al Real Madrid.