El Barça reina en Madrid
Hay trenes que se acercan a toda velocidad, tan rápido que casi no se les ve venir, pero se les intuye a distancia. Ese convoy que arrolló al Madrid era el Barça, el mejor de largo en esta Copa, el mejor aquí y ahora en el baloncesto español. Favorito, favoritísimo, y a veces los pronósticos se cumplen.
Un equipo de un enorme talento y en plenitud física frente a un rival que ha marcado una época, pero que envejece y aún está puliendo a sus recambios (a otros deberá ficharlos) y que, además, ha lidiado con una pila de inconvenientes. Demasiado lastre para retar a un adversario pletórico. Si retrocedemos en el tiempo cinco meses, a la Supercopa, los blancos ganaron en el alambre con Campazzo de MVP y con Jasikevicius recién aterrizado. A ese bloque culé le faltaba rodaje y le faltaban Kuric y Higgins. De aquel Madrid se ha marchado el Facu; mientras que Rudy, Taylor y Randolph se han ausentado por lesión.
Un parcial de 0-14 lanzó a la tropa azulgrana hasta el infinito y más allá y Jasikevicius saltó como un resorte cuando vio que su segunda unidad flaqueaba: Calathes, Mirotic y Davies a pista y Higgins en su salsa. Un 2+1 del ahijado de Jordan ponía el +24 (31-55) para darle la bienvenida a la segunda parte. Era jaque mate, pero el Madrid nunca tumba a su rey antes de tiempo. Sigue y sigue, aunque sepa que no va a poder. Un aplauso porque solo así se logran gestas inopinadas; no era el día, por supuesto, pese a que recortó la brecha hasta el 62-73.
Primero por la defensa encomiable de Garuba presionando a los bases (+15 con él en pista) y luego por un arreón de coraje de Llull y por Tavares; más tarde por el acierto de Abalde. Fue un cambio de ciclo simbólico, con el alero gallego, Alocén y Garuba empujando donde antes estaban los Rudy, Reyes y compañía. El Barça reina en Madrid, como en 2011 y 2019. El show de la primera parte dice que ha venido para quedarse en la cima.