Un Barça de ensueño
El fichaje de Pau Gasol redondea la plantilla azulgrana, que no pisa la Final Four desde 2014 y ganó su última ACB ese año
Palais Omnisports de Paris-Bercy, 9 de mayo de 2010. El Barcelona conquista su segunda Euroliga después de poner a las órdenes de Xavi Pascual uno de los mejores bloques de la historia de la competición: Ricky, Navarro, Mickeal, Lorbek, Morris, Fran Vázquez, Basile, Ndong… Un equipo sin fisuras que es el gran hito de unos años dorados para el club azulgrana, acostumbrado a vapulear al eterno rival, un Madrid metido en una terrible crisis de identidad de la que empezó a salir 13 meses después, en junio de 2011, con la llegada de Pablo Laso al banquillo.
Desastre y etapa dulce cogieron el puente aéreo, años de leyenda del Madrid y oscuridad total de un Barça que tardó en saber qué quería ser tras la era Pascual (2008-16). Por el banquillo pasaron Bartzokas, Sito Alonso y Pesic, que al menos ganó dos Copas (2018 y 2019) para un club que estaba en un pozo profundo: no pisa la Final Four de la Euroliga desde 2014, no gana la Liga ACB desde esa temporada y no se lleva la Supercopa desde 2015.
El cambio comenzó con la llegada de Nacho Rodríguez a los despachos en marzo de 2017. El malagueño, que jugó en el Barça entre 1998 y 2004 y ganó la primera Euroliga del club (2003: con Navarro, Jasikevicius, Bodiroga…) espera a las elecciones para saber por dónde irá su futuro, pero ha conseguido devolver al Barça la ilusión, el brillo y la ambición. Su obsesión para el banquillo siempre fue Jasikevicius, aunque tardó en convencerlo. La llegada del lituano ha sido la pieza final en un puzle que empieza a ser una sinfonía… y que ahora va a sumar a Pau Gasol.
Del equipo que deambuló por las pistas en la temporada 2017-18 solo quedan Adam Hanga, Pierre Oriola y Víctor Claver. En el verano de 2019, el gran golpe, llegaron Mirotic, Higgins, Davies y Abrines. Un órdago a grande estropeado por la cancelación de la Euroliga y la derrota en la Fase Final de la ACB, contra el Baskonia en la burbuja de Valencia. La solución fue Saras y transformar el puesto de base con salidas (Pangos, Delaney y la traumática de Heurtel) y la llegada primero de Nick Calathes, uno de los mejores de Europa, y después de Leo Westermann. El Barça ahora es campeón de Copa y líder en Europa, apunta a nuevo ciclo ganado y se permite el lujo de sumar a Pau Gasol a ese proyecto. Uno obsesionado con la esquiva Euroliga, que sería la tercera del club… y la primera de Pau, que llega para coger ritmo con Tokio entre ceja y ceja y para cerrar dos décadas después el círculo de una carrera gloriosa con el regreso a casa, el regreso a un Barça que en dos semanas ha ganado la Copa y fichado al gran mito del baloncesto español. Da para soñar, desde luego.
Veteranos Del curso 2017-18 solo siguen Hanga, Oriola y Claver
España se va de Polonia con la mochila llena de objetivos cumplidos. Para empezar, ha empezado a desarrollar su nuevo proyecto de Selección, el que se enfrentará a las Ventanas del Mundial 2023, con apariciones tan felices como la del jovencísimo Joel Parra. Y, además, fiel a su gen competitivo, se quitó dos espinas. Le devolvió a Polonia la victoria de Zaragoza; y a Israel, la de Valencia. Tiene mucho orgullo la Selección, y mandó así un mensaje. Los estatus se respetan y las cosas ya están en su sitio.
La de Gliwice ha sido una buena Ventana. España se la ha tomado con seriedad, aprovechó la semana de trabajo y supo competir. Salió a morder a Israel, que le había dominado con cierta facilidad en La Fonteta, y no le concedió un solo rebote ofensivo en el primer cuarto. La Selección se desenvolvió con soltura los primeros veinte minutos. Bassas, Jaime y Brizuela, cada uno a su estilo, controlaron los tiempos del