AS (Aragon)

Batacazo del Madrid

Los blancos pierden 23 balones y caen ante un rival en demolición ● El Khimki no ganaba desde el 17 de noviembre

- RICARDO GONZÁLEZ

El Madrid se dio el trompazo padre en Moscú, la derrota más inopinada de la temporada y una de las más merecidas tras acumular 23 pérdidas de balón. Cayó donde (casi) todos salieron ganadores, hincó la rodilla en la pista del Khimki, un equipo en ruinas que se está desmantela­ndo por severos problemas económicos, impagos que traen un goteo de marchas. La última, la de Bertans.

El Khimki no vencía desde el 17 de noviembre, encadenaba 16 derrotas y en algunas de ellas recibió palizas de más de 30 puntos. Una banda, eso sí, con cierto orgullo aún. El suficiente para crecerse en una pésima actuación de su adversario y sumar su tercera victoria (por 23 derrotas). El núcleo de jugadores rusos completó la rotación y el trío que le queda de nivel Euroliga acumuló 63 puntos (de los 78) y 18 asistencia­s (de 22). Nos referimos a los bases McCollum y Shved y al pívot Mickey, exjugador madridista.

Pese al pobre desempeño del Real, todo se decidió en la última jugada, en la que Alocén y Carroll se atascaron y Causeur acabó perdiendo el balón. No había otro desenlace posible a una tarde gris que deja al Madrid en el límite de los puestos de playoff. Que se quede fuera no es una utopía, sino una realidad muy creíble.

Si la victoria in extremis hubiera resultado poco edificante, imaginen la derrota, con sensacione­s, en especial en el segundo cuarto, poco habituales en la era Laso. Es cierto que la pila de problemas crece (Llull, Rudy y Thompkins eran baja y Alocén jugó mermado) y que ya ha sido bailado en algunos cara a cara; pero esta vez hubo momentos más de dejadez que de impotencia, al menos eso era lo que parecían reflejar algunos gestos. Quizá fuera cansancio, quizá no ayudara ver a gente en la grada, con una sensación de riesgo mayor, después de un viaje de más de ocho horas el lunes. Quizá todo eso y algo más.

El Khimki pareció de salida el de siempre, un grupo que queda para jugar por obligación, pero el Madrid (dominaba 11-16) permitió que creyera en la victoria. La idea de que la derrota no es infinita se les pasó por la cabeza a los de Maltsev en el segundo cuarto, cuando recuperaro­n el vuelo de otros tiempos por las pérdidas blancas: 13 al descanso y 23 al final. La organizaci­ón del ataque naufragó. Deck aportó más que cualquiera y solo Causeur (8 pases, aunque 5 pérdidas) generó juego.

Tan mal el Madrid en casi todo, que atrapar 13 rebotes más no le devolvió a la vida. Al grupo le falló la defensa, con despistes letales, como en el 2x2 de Mickey y Shved que trajo la canasta ganadora a 17 segundos de la bocina. Ahora se queda en el alambre clasificat­orio y se queda en Rusia, mañana le aguarda en San Petersburg­o el Zenit de Pascual.

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Laprovitto­la trata de anotar ante la defensa de Zaytsev y del exmadridis­ta Jordan Mickey, que fue clave en el último minuto para el triunfo del Khimki.

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