AS (Aragon)

Lección de superviven­cia

El Madrid se agarra a la Euroliga con un final demoledor de Tavares ● El Zenit vencía por 6 en el último cuarto

- RICARDO GONZÁLEZ

La Euroliga, donde cada partido importa. Ese es el lema. Que un duelo de fase regular posea rango de final tiene más de tópico que de realidad; pero el de ayer en San Petersburg­o, en tierra de zares, se saltaba el cliché. Ganó el Madrid en una pelea tenaz, está vivo porque es un competidor salvaje más allá de sus circunstan­cias, que no son las mejores ahora. Vivo porque enterró en 48 horas la imagen de cierta dejadez ante el Khimki, cuando más fácil lo tenía, y sacó su versión voraz frente al Zenit cuando más complicado pintaba. Salió a morder, a morir de pie y sobrevivió. Y eso que tras su salida en tromba, con la que amasó un +14 (15-29), fue embolsado por los ajustes de Xavi Pascual y el talento de su Zenit, aunque sin romper del todo (mérito blanco).

El equipo ruso cosió la brecha y llegó a viajar seis arriba a falta de menos de ocho minutos: 62-56. No pasó de ahí porque Pangos se quedó a cero en la segunda parte (medallita para Taylor, aunque sea de las que se comparten) y porque entre todos hicieron labor de hormiguita (Causeur, Carroll, Garuba, Thompkins…) hasta la irrupción demoledora con cuatro faltas de Tavares. Y de Deck, también factor clave. Una victoria más frente a un rival directo (y el desempate de su lado), un paso menos en un esprint agónico por alcanzar los cuartos. Precisa como mínimo otros dos triunfos (o quizá tres) en las seis jornadas que restan. Desde el tropiezo en Moscú el martes diluviaba, ahora la lluvia se ha vuelto fina.

El manantial ofensivo blanco se secó antes del descanso (2938), aunque la inercia no cambiaría hasta el tercer cuarto con un parcial de 29-14 que hubiera descabalga­do a casi todos casi cualquier día; no a este Madrid resiliente, no ayer en San Petersburg­o. Nueve puntos seguidos del cañonero Baron estiraban el chicle local: 58-52. “Había necesidad”, diría luego Laso, así que el Madrid hizo de tripas corazón y sin Tavares, prematuram­ente en el banco después de señalarle una cuarta personal que no cometió. El Real se atrincheró atrás, sacó faltas de ataque (quizá ayudó la mala conciencia arbitral), Carroll embocó un par de canastas, Tyus un palmeo…

Restaban seis minutos (64-60) y regresaba Tavares, otro giro de tuerca defensivo, más Lapro y Deck activos delante para darle la vuelta al calcetín (69-70). Menos de un minuto y medio, llegaba el show Tavares: taponazo y 2+1 brutal sobre Poythress tras jugar un bloqueo lateral y continuaci­ón con Deck de base (una vieja fórmula). La acción del partido. Viven.

El Valencia se aleja del Top-8. Los de Ponsarnau cayeron en el Menora Mivtachim Arena en un encuentro en el que la vieja guardia tiró de orgullo y calidad, pero un desastroso último cuarto en el rebote y las desacertad­as decisiones de Ponsarnau eliminaron las opciones de victoria. Dubljevic (9 puntos y 8 rebotes), Labeyrie (18) y Van Rossom (14) ondearon la bandera taronja con honor, pero los triples de Chris Jones (14) y Tyler Dorsey (17) pesaron demasiado. No ayudó Derrick Williams, que volvió a estar desorienta­do y erró en los minutos finales con pérdidas y faltas.

Desde el comienzo, la vieja guardia taronja tomó el control hasta el punto de que 15 de los 18 puntos que se anotaron en el primer cuarto fueron metidos entre Labeyrie, Van Rossom y Tobey. La inspiració­n a los de Ponsarnau les sirvió para entrar bien en el partido, pero no para distanciar­se en el marcador, pues la intensidad defensiva brillaba por su ausencia y los locales también estaban muy inspirados.

Después de una estelar actuación de Dubi en el segundo periodo, el tercer cuarto fue muy atractivo para el espectador, pero los técnicos de ambos conjuntos acabaron frustrados. En diez minutos, locales y visitantes anotaron casi los mismos 30 tantos que habían conseguido respectiva­mente en toda la primera mitad, en un show de triples y donde nadie defendió. Más allá de acciones All Star, sobre la cancha, el Valencia estaba descolocad­o defensivam­ente y afrontó el último cuarto por debajo en el marcador, al que ya no pudo dar la vuelta.

Rebote. Y en el último cuarto, los taronjas fallaron donde no habían fallado: en el rebote. Zicic, Hunter y Bender se deleitaron bajo los aros, lo que sumado al acierto de Tyler Dorsey, noqueó a los de Ponsarnau. El técnico mantuvo en pista a un desorienta­do Derrick Williams, que no atinó ni una, y no pidió tiempo muerto hasta que su equipo no marchaba diez por debajo. No hubo reacción. La octava plaza queda a dos partidos para un club cuyo gran objetivo es el Top-8.

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Edy Tavares machaca el aro del Zenit San Petersburg­o con Abalde y Pangos atentos a la acción. El pívot del Madrid decidió la balanza en el último cuarto.

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