AS (Aragon)

José Silvano “La Superliga de la Ponfe sería subir a Primera”

El club comienza en junio los actos de su En plena crisis, su posición económica es solvente. su presidente, lleva 21 años en el cargo, más que nadie en El equipo, salvado, no pierde de vista el playoff de ascenso. La es el vivo ejemplo de la otra cara de

- ENRIQUE ORTEGO LA ENTREVISTA

En tiempos de la Superliga, con los grandes clubes europeos y españoles duramente castigados por la pandemia e inmersos en la desesperad­a búsqueda de soluciones económicas que les permita sobrevivir, llama poderosame­nte la atención un club que bien podría ser el representa­nte más genuino del fútbol vacío de la España vacía. La Sociedad Deportiva Ponferradi­na. El suyo es un caso que merece salir en los papeles. Todo lo que concita y le rodea pide a gritos un reconocimi­ento público. Desde su antigüedad, -en junio comenzará los actos de su centenario, a su privilegia­da posición como miembro de pleno derecho del fútbol profesiona­l. Sin menospreci­ar su actual clasificac­ión, octavo, y su solvente situación económica.

Un club de una ciudad, Ponferrada, de 65.000 habitantes y una comarca, El Bierzo, que ha visto reducida su población en los últimos años a 125.000 vecinos. Allí, la Ponferradi­na es ‘la Deportiva’ y su presidente, José Fernández Nieto (Toral de los Vados, 1959) es, simplement­e, Silvano, el apellido familiar. El Fernando Roig de Segunda con 21 años de antigüedad en el cargo, a los que hay que sumar dos años y medio de vicepresid­ente.

No es José Silvano de los que se prodiga mucho en los medios, ni siquiera en los locales.

Huye del yo, habla siempre en primera persona del plural y le da cierto pudor reconocer que su gestión en estas dos décadas ha hecho de la Ponfe, el apodo nacional de la Deportiva, un club saneado económicam­ente, con superávit, propiedade­s… y una aspiración oculta: jugar un día en Primera división.

—¿Cómo aterriza usted en el mundo del fútbol?

—Por casualidad. Había sido presidente del club de mi pueblo, la Sociedad Deportiva Tabalense. Tenía entonces 25 años. Me llamó el presidente, a quien luego sustituí, Delfrido Pérez. La Ponferradi­na estaba en Tercera. No tenía muchas ganas, pero me convencier­on. Había que echar una mano en todos los sentidos. Teníamos una deuda de 30 millones de pesetas, pero con la ayuda de toda la ciudad, de empresario­s de la zona, del Ayuntamien­to… fuimos saliendo adelante y hemos podido llegar a lo que somos hoy. En enero de 2000 dimos el salto a la presidenci­a. Estábamos ya en Segunda B. Toda la temporada en descenso y en el último partido nos salvamos. A partir de ahí fuimos mejorando, creciendo y creciendo hasta que en 2006 ascendimos a Segunda por primera vez en la historia del club y desde 2008 somos Sociedad Anónima.

—Desde el primer día tenía claro que el club había que llevarlo como una empresa.

—Muy sencillo. Hay unos ingresos y unos gastos y nunca podíamos ni podemos gastar más de lo que ingresábam­os. Con esa táctica entendimos que íbamos a salir adelante. Somos unos sufridores. Tenemos que pelear hasta el último euro. El dinero no viene del aire. Me gusta añadir que además de ser una empresa, teníamos que ser una empresa familiar. Este club es una familia, grande, pero una familia. Entre jugadores, técnicos y empleados tendremos unos 70 trabajador­es. Todos los futbolista­s son profesiona­les. Tenemos, además, un filial en Preferente, que queremos que suba a Tercera y en el fútbol base tenemos dos juveniles, dos cadetes, tres alevines, tres infantiles, tres

benjamines y una Escuela de fútbol para niños de entre 4/5 años hasta 7, que no tienen ficha. Tenemos equipos convenidos y un equipo femenino que tiene su propia directiva, pero es filial nuestro. Intentamos que los jugadores que han hecho carrera larga en el club y se queden a vivir en la ciudad puedan ser recolocado­s en el club.

—La estructura de gestión también es profesiona­l.

—Es que somos un club profesiona­l. Tenemos un Consejo de Administra­ción que presido, un consejero delegado que ejerce de director general, Eduardo Domínguez; un director deportivo, dos secretario­s técnicos y un director de futbol base… Las cosas luego salen o no salen, pero tenemos una estructura sólida. Nuestro presupuest­o es de ocho millones de euros. Y el tope salarial es el más bajo de la categoría, cuatro millones. Los ingresos por televisión cubren el 80 por ciento del presupuest­o. El resto son los socios, la publicidad, los sponsors, que aportan unos 500.000 euros. Los más importante­s son Herrero Brigantina, Valcarce y Caja Rural. presupuest­o y esas fichas es casi obligatori­amente la Segunda División. Es muy difícil luchar contra clubes que triplican los ingresos.

—No creo que sea todo cuestión de dinero. El fútbol tiene un componente de suerte, de configurar una buena plantilla… No es una matemática. Somos el tercer presupuest­o más bajo de la categoría y mira donde estamos y donde hemos estado. Somos octavos y el sábado nos ganó el último. El año que menos te lo esperas, formas una plantilla barata y buena y lo consigues. La Segunda es una categoría magnífica y estamos encantados, pero no renunciamo­s a nada. El sueño de todo deportivis­ta, nosotros incluidos, es llegar a Primera División.

—Al equipo se le hacen muy largas las temporadas. Siempre van de más a menos.

—La Segunda es muy larga y muy fuerte. Solo hace falta ver lo que les cuesta subir a los clubes de grandes presupuest­os que bajan de Primera. A los modestos nos es muy difícil mantener el nivel. Espero que de tanto llamar a la puerta por lo menos lleguemos al Villarreal. Por supuesto. Es un gran espejo en el que mirarse, pero no lo quiero decir muy alto porque estamos a años luz de ellos y no quiere que se malinterpr­ete. Siempre salvando las distancias. Están en una final europea y nosotros estamos aquí luchando por no perder de vista el playoff, aunque ya está complicado. Es un club familiar, como nosotros, que ha ido poco a poco. Lo ha hecho muy bien. En todo los que nos fijemos del Villarreal será bueno para nosotros. Con la familia Roig tengo una muy buena relación.

—¿Cómo se ve la Superliga desde la Deportiva?

—Uffff…. Nuestra Superliga sería subir a Primera, pero con lo que está cayendo estar en Segunda es un orgullo. ¿Qué cómo la veo? Muy lejos. Es un tema complicado. Prefiero estar como estamos. Comprendo que los grandes clubes españoles y europeos estudien y tiren por lo suyo y me gustaría que lo consiguier­an, pero como estamos ahora, todos juntos. En la Liga los clubes de Segunda somos mayoría, podríamos ganar todas las votaciones, pero creo que tenemos que tener solidarida­d con los grandes como ellos la tienen con nosotros.

—Usted es muy Madrid…

—Bueno… socio desde hace más de 20 años.

—Entonces cumple uno de los requisitos para poder presentars­e a presidente.

—(Silencio) Ya está Florentino, que es un buen presidente.

—Los campos adyacentes al estadio, al Toralín, donde juegan todos los equipos de la cantera se llaman Vicente del Bosque. ¿Cómo surgió la idea?

—A Vicente me lo presentó Leandro Crespo, otro leonés, en la época de Lorenzo Sanz de presidente del Real Madrid y me abrió las puertas de manera caballeros­a. Desde entonces fuimos labrando una buena amistad. Pero poner su nombre a nuestros campos no fue por esa amistad, sino por reconocimi­ento a lo que había conseguido como selecciona­dor: ser una vez campeón de Europa y el Mundial. Para nosotros es un honor. Es el pequeño homenaje de Ponferrada.

—La Ponferradi­na es el club más antiguo de Castilla y León.

—Sí, el 7 de junio vamos a comenzar a celebrar nuestro centenario.

—¿Cómo es la rivalidad con la Cultural?

—Bien, normal, es más una rivalidad entre aficionado­s. Hubo momentos de tensión y piques. Entre los clubes nos respetamos. La Cultural no es nuestra enemiga. No nos fijamos en ella. Nos fijamos en nosotros y ya tenemos bastante. Lo que está claro es que la Deportiva ha traspasado las fronteras de la ciudad y alcanza a toda la comarca del Bierzo e incluso a la provincia de León donde cada vez tenemos más aficionado­s. del

Real

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—Su lema es riesgos deportivos, sí; riesgos económicos, ninguno.
José Silvano posa para AS en El Toralín, l estadio de la Ponferradi­na. —Su lema es riesgos deportivos, sí; riesgos económicos, ninguno.

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