La revolución más complicada de Laporta
El presidente acometió reformas en 2003 y 2008
ALaporta le toca pasar a la acción. Ha prometido una renovación y un nuevo ciclo. Es difícil empezar un nuevo ciclo cuando el mejor jugador de la historia del club continúa y el ciclo lleva su nombre, el de Messi, pero Laporta tiene fe en reinventar el Barça. Esta vez no tiene a Txiki a su lado. Tampoco a ese genio que era Cruyff, y que fue su mejor consejero durante años. Pero Laporta ya lo hizo con éxito en dos ocasiones.
Laporta accedió a la presidencia en el verano de 2003. Joven, audaz, y con una energía tremenda, fichó a Rijkaard como entrenador y agitó la plantilla a lo bestia. Se marcharon Frank de Boer, Rochemback, Bonano, Dani, Cristanval, Alfonso, Andersson, Geovanni, Riquelme, Sorín, Enke,
Fernando Navarro, Trashorras... Algunos, como Bonano y Dani, llegaron a ser forzados a entrenarse aparte para forzar de salida en una decisión con polémica... Más de una decena de bajas y altas que ofrecieron un gran rendimiento al equipo como Ronaldinho, Márquez o Van Bronckhorst.
La segunda se hizo obligatoria en 2008, cuando la autocomplacencia del Barça de Ronaldinho culminó en un pasillo en el Bernabéu
con el equipo a casi 20 puntos de los blancos en LaLiga. Fue entonces cuando Laporta llamó a Guardiola y tomó la determinación de prescindir de Ronaldinho y Deco, que habían dado gloria al Barça. También de Zambrotta, Edmilson, Gio, Thuram u Oleguer. A cambio, incorporó a un jugador pujante que le dio otra marcha al Barça, Daniel Alves, que terminaría dando cien aistencias en el Barça. Y con el brasileño, del Sevilla también llegó Keita. Laporta también fichó a Martín Cáceres y Busquets y Pedro, una genialidad llena de talento de Guardiola. El resultado fue el Sextete.
La tercera revolución puede ser la más difícil para Laporta por la situación económica que atraviesa el Barça, que hace difícil pensar en que podrá fichar un Ronaldinho o un Pep que devuelvan alegría e ilusión a la afición.
■ El Barça de Koeman ha demostrado una gran fragilidad en los partidos en el Camp Nou, hasta el punto de dejar escapar un total de 19 puntos tras sufrir cinco empates y tres derrotas.
Las últimas dos fueron además especialmente dolorosas: una, ante el Granada (1-2), que frustró el asalto al liderato, y la otra, contra el Celta (1-2), que apeó definitivamente a los blaugrana en el pulso por el título.
Hacía mucho tiempo que no se veía un Barcelona tan poco fiable en casa. De hecho, hay que irse a la temporada 2003-04 para ver un equipo tan inseguro en
Hándicap Esta vez parece más difícil por la falta de dinero en la caja del club
Balance Se ha perdido la friolera de 19 puntos jugando en el Camp Nou