Flexión y reacción
La FIA endurecerá el control de los alerones traseros desde Bakú
La rivalidad Mercedes-Red Bull en 2021 ya ha encontrado también su guerra técnica por el alerón trasero flexible que han implementado los austriacos: en varios vídeos on-board de Barcelona se aprecia cómo la aerodinámica del RB16B desciende varios milímetros en las rectas y recupera su posición en las curvas.
Está prohibido utilizar materiales que superen una flexibilidad determinada y los comisarios examinan los valores de cada pieza mediante test con pesos. El Red Bull los ha pasado todos, así que se entiende que el alerón no flecta en términos de rigidez estructural, sino por aeroelasticidad. Un análisis estático no puede doblarlo, pero las fuerzas y presiones que intervienen cuando el monoplaza supera los 250 km/h son capaces de forzarlo. Tendrían que hacer el test en un túnel de viento después de cada carrera para demostrar si debe prohibirse, algo que sencillamente es imposible.
La FIA sospecha que tanto ellos como Alpine y Alfa Romeo han ido “más allá del espíritu de la norma” y por eso han emitido una directiva técnica: a partir del 15 de junio se endurecerán las pruebas para detectar este tipo de prácticas. Pero eso ha provocado el enfado de McLaren y Mercedes, dos fabricantes que no recurren a esta solución y que lamentan que se pueda seguir utilizando aún en Azerbaiyán.
“Agradecemos la directiva técnica de la FIA, pero estamos muy en desacuerdo con los tiempos. No hay razones, hay equipos que tomaron una ventaja de las reglas y la seguirán teniendo, será una ventaja enorme en Bakú”, dice Seidl, jefe de Woking, arropado por Wolff en Mercedes: “Esto puede acabar en la Corte Internacional de Arbitraje”.
Horner, de Red Bull, defiende que “si el coche cumple con los test, cumple con las normas, eso es un hecho”. “Si se cambia el test, se ha cambiado la norma”, sentencia, y reclama un tiempo para readaptar los monoplazas “porque las piezas no se hacen por arte de magia”. Lo irónico es que cuando se pregunta a los responsables si tendrán que modificar algo en su coche para adecuarlo a las nuevas interpretaciones de las normas, una amplia mayoría responde que sí.