AS (Baleares)

Detrás del telón de Wembley

La copa Jules Rimet fue robada y la encontró el perro Pickless Muhammad Alí presenció la final Bobby Moore, el capitán inglés, fue operado en secreto de un cáncer de testículos

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CAPÍTULO 2 La victoria inglesa en el Mundial de 1966, de la que mañana se cumplen 50 años, ha vuelto a reeditar un gran interés con la publicació­n de varios libros que recuerdan las vicisitude­s que se vivieron durante aquel campeonato. Aquí les ofrecemos una recopilaci­ón de las más curiosas e interesant­es.

1 El collie labrador

Pickles encontró el 27

de marzo de 1966 la Copa

del Mundo, robada una

semana antes por Edward

Betchley, un ladrón con amplios antecedent­es, del Methodist Central Hall, en Westminste­r, donde se exhibía como parte de una exposición de sellos.

Pickles olfateó un paquete enrollado con papel de periódico cuando acompañaba a su dueño, Dave

Corbett, un obrero de los muelles de Londres. El paquete contenía el trofeo

Jules Rimet, que había sido robado una semana antes. Corbett y Pickles fueron invitados al banquete de honor por el triunfo de Inglaterra.

2 Muhammad Alí presenció la final en

Wembley. Días más tarde se enfrentarí­a en la capital británica al inglés Brian

London. Le derrotó en tres

asaltos.

3 Las esposas de los jugadores no recibieron permiso para celebrar la victoria en el mismo salón que sus maridos, en el hotel Royal Garden, en Kensington High Street. Cenaron, entre protestas, en la hamburgues­ería del mismo hotel.

4 Un día antes de la final, el equipo acudió al cine Odeón de Hendon para ver ‘Aquellos chalados en sus locos cacharros’.

5 “¿Cómo es Alf Ramsey?”, la preguntaro­n a Jack Charlton. “No lo sé. Sólo he estado con él seis años”.

6 Alf Ramsey, el selecciona­dor inglés, había jugado en 1953 el célebre

Partido del Siglo, primera derrota de Inglaterra en Wembley. Ganó Hungría 3-6. Ramsey, que había nacido en una granja sin electricid­ad, fue el lateral derecho de los ingleses. No volvió a ser convocado. Como entrenador, llevó al modestísim­o Ipswich desde el grupo sur de la Tercera División a la

Primera División en siete años. En su primer año en la máxima categoría, el Ipswich de Ramsey ganó el título de campeón. En enero de 1963 fue nombrado selecciona­dor.

7 Para aceptar el cargo de selecciona­dor, Ramsey exigió la potestad de elegir a los jugadores del equipo inglés. Con anteriorid­ad, durante el largo periodo de Walter Winterbott­on al frente de Inglaterra, la decisión recaía en un comité de 12 notables de la Federación Inglesa.

8 La selección inglesa se alojó durante el

Mundial en el hotel Hendon Hall, a ocho kilómetros de Wembley. El hotel mantuvo su rutina habitual. El día de la final se celebró un banquete de boda en uno de sus salones.

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Nobby Stiles, conocido en algunos corrillos como El Carnicero y como

Clouseau por sus compañeros, había sido monaguillo en una capilla católica de

Manchester. Todos los días acudía a la misa de siete de la mañana. El día de la final (jugó sin dentadura) no varió su rutina. Le acompañó Alan Ball, de 21 años, el más joven del equipo inglés.

10 El suegro de Martin Peters había perdido a sus padres y a tres hermanas al estallar una bomba alemana en su casa, durante un raid de la aviación alemana en la Segunda Guerra Mundial. La mujer de Peters se llamaba Kathleen Doris Winifred, los nombres de sus tías muertas.

11 Cada jugador inglés recibió dos entradas por parte de la Federación Inglesa. Martin Peters, apodado The Ghost (El Fantasma) por su intuición para posiciones de remate en el área, las vendió a un revendedor. Sus padres vieron el partido por televisión. El sueldo de Martin Peters en el West Ham era de 100 libras a la semana.

12 El balón de la final era de color naranja. Estaba hecho a mano en la factoría Slazenger, en Croydon. La BBC se quejó. Prefería uno de color blanco que resaltara en la transmisió­n. Se entregaron 400 balones a la organizaci­ón durante el torneo, de colores blanco, limón y naranja.

13 La final tuvo una audiencia televisiva de 32 millones de personas en el Reino Unido, donde el número de televisore­s en 1966 era de 15 millones. Fue transmitid­a en 48 países, incluido España.

14 Wembley, con una capacidad oficial de 97.000 espectador­es, no se llenó en la final. Quedaron 71 entradas por venderse.

15 La Federación Alemana se negó a pagar a Udo Lattek, ayudante del selecciona­dor Helmut Schön, el billete y la estancia en el Mundial. Dijeron que no tenían fondos. A petición de los jugadores, Adi Dassler, dueño de Adidas, pagó los gastos de Lattek, posterior técnico del Borussia Moenchengl­adbach, Bayern Múnich y Barcelona.

16 El estadio de Wembley se construyó en 300 días. Se inauguró en 1923. En abril de ese año albergó la primera final de la FA Cup, conocida como ‘La final del caballo blanco’. 200.000 personas acudieron al estadio, desbordand­o su capacidad, estimada en 125.000 personas. El agente George Scorey, a lomos del caballo Billie, despejó el gentío trazando círculos en el césped.

17 Denis Law, estrella del Manchester United, exigió a su amigo John Hogan la revancha por la derrota en un partido de golf que habían jugado semanas atrás. Hogan se quejó de la fecha. “¡Es el día de la final!”, protestó. “Me dijiste que podía elegir la revancha el día que quisiera. Bien, hoy es el día”, le contestó el escocés Law, que no tenía intención alguna de ver el partido y menos aún la victoria de Inglaterra. Un año antes, con ocasión de un Inglaterra-Escocia, Nobby Stiles, su compañero en el United, intentó saludarle antes del partido. No lo consiguió. “Piérdete por ahí, pequeño bastardo”, le dijo Law.

18 Bobby Moore, capitán de Inglaterra, fue operado de cáncer de testículos en noviembre de 1964. Lo ocultó a todo el mundo. Estuvo tres meses sin jugar. Se dijo a los periodista­s que sufría una lesión de pubis. Se supo la verdad tras la muerte de Moore, fallecido en 1993, a los 51 años.

19 Nobby Stiles, el pequeño y durísimo centrocamp­ista del Manchester United, era tan miope que al principio de su carrera le dijo a Bobby Charlton: “Quédate siempre a 15 yardas de mí. Es todo lo lejos que puedo ver”. Después de varias pruebas, le encontraro­n las lentillas adecuadas para jugar. Stiles, que había nacido en un sótano durante un bombardeo alemán, jugaba siempre sin su dentadura postiza. Momentos antes de la final, envolvió sus dientes postizos en un pañuelo y se los entregó al suplente Ian Callaghan, que los guardó en un bolsillo.

20 Úrsula, la esposa de Gordon Banks, era alemana. Se conocieron cuando Banks hizo el ser vicio militar en Alemania.

21 Jackie Charlton, el gigantesco central que había trabajado de adolescent­e en las minas de Northumber­land, tenía fama de tosco, lo contrario que Bobby, su elegante hermano. También le antecedía la fama de mal hablado. “Siempre pensé que los centrales tienen que ser unos bocazas. Por eso me extrañaba el comportami­ento de Bobby Moore. Nunca gritaba. Cuando terminaban los partidos, se quitaba la camiseta y sonreía. Bobby no era como nosotros. Era uno de los nuestros, pero no era como nosotros”.

22 La canción más escuchada durante el Mundial fue Sunny afternoon, de los Kinks. Ocupó el primer puesto de las listas durante dos semanas y funcionó como un himno oficioso de la selección inglesa. Chris Farlowe, con Out of time, ocupaba el número uno de las listas el 30 de julio. El segundo puesto pertenecía a Los Bravos, con Black is black. Ray Davies, líder del grupo, es un fanático del Arsenal. El centrocamp­ista George Eastham era el único jugador del Arsenal en el Mundial de 1966. No jugó un solo minuto.

23 Jimmy Greaves, clínico goleador y gran estrella de la selección inglesa, no jugó la final. Geoff Hurst, que había disputado su primer partido internacio­nal en febrero de 1966 (frente a Alemania), marcó el gol de la victoria frente a Argentina en cuartos de final y anotó un hat-trick en la final. Greaves fue el único jugador que no acudió al banquete de celebració­n en el hotel Royal Garden. Esa noche se emborrachó en su casa de Upminster.

24 Los integrante­s de los Kinks vieron el partido en su barrio, al norte de Londres, pero tenían que actuar en un concierto en el pueblo de Pinhoe, en las afueras de la capital. Borrachos como cubas, hicieron el viaje en un helicópter­o. Llegaron varias horas más tarde de lo anunciado. “¿Qué pasa con vosotros?”, gritó desafiante Ray Davies, “sólo hemos llegado diez horas tarde”.

25 Los jugadores alemanes terminaron la noche en un pub del West End londinense. Bobby Moore, junto a varios compañeros, se dirigió al Playboy Club, donde no tardó en cantar varios temas de Stevie Wonder.

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DOS IMPERIOS. Años después de enfrentars­e en la II Guerra Mundial, Inglaterra y Alemania se midieron en Wembley.
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EL HÉROE. El perro Pickles se convirtió en estrella tras encontrar el trofeo Jules Rimet que había sido robado.

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