Manu Carreño dispara a ‘El Larguero’, pero acierta
Manu Carreño dio varias lecciones la noche en que asumió la dirección de El Larguero, el programa de la SER que inauguró José Ramón de la Morena hace 27 años. En primer lugar, como hizo cuando asumió Carrusel, deseó suerte a sus competidores, entre ellos a su propio antecesor, que dirigirá El Transistor en Onda Cero.
No es común en nuestro oficio que se dé una lección así de generosidad y de bonhomía, porque la competencia se disfraza de lobo, cuando en realidad gracias a la competencia resplandece el oficio. Además, Carreño se refirió a quienes lo llevaron a la radio y a la televisión (Alejandro Nieto, que le encomendó Carrusel, y Elena Sánchez, que lo llevó a Cuatro) y que ya no están.
Esta panorámica de la gratitud dice mucho de esa radio afectuosa, pero eminentemente periodística, que hace Carreño con el deporte como materia prima. Para que este hecho, el periodismo, no pasara a segundo plano en una noche de tantas emociones como suele ser la fecha de un estreno, Carreño atrajo al estudio una atmósfera coral como instrumento de lo que quiere ser su programa.
Sus colaboradores estuvieron en seguida manifestándose ante el micrófono, y no sólo eso: conjuntó, como en un juego malabar muy oportuno, a tres de los más importantes deportistas españoles, Rafael Nadal, Pau Gasol y Marc Márquez, desde distintos puntos del planeta.
Dijo Carreño que en este periodo que inicia no va a dar la brasa con saludos como los que prodigó en la sesión de apertura. Pero dejó dicho algo que es muy eficaz decir cuando se hace periodismo: no va a ser El Larguero de Manu Carreño, va a ser El Larguero de la SER. Es decir, va a tener el sello de la Casa donde va a oficiar, y ese sello es el que sobresalió la noche del domingo en que Carreño disparó a El Larguero, pero marcó el territorio en el que quiere jugar. Conociéndole, jugará bien.