AS (Baleares)

El avión del Chapecoens­e se estrella en Colombia

Entre los 71 fallecidos hay 19 jugadores del equipo brasileño

- SARAH CASTRO

La imagen del festejo de Chapecoens­e en el vestuario es tan reciente que agudiza el dolor. Siete días atrás la vida era alegría pura. El modesto equipo brasileño venció a las estadístic­as, se clasificó para la final de la Copa Sudamerica­na ante San Lorenzo y encaminó su ilusión en vencer al gran favorito, Atlético Nacional. El destino marcó el desplazami­ento a Medellín para el 28 de noviembre, un viaje que terminó en una de las escenas más angustiosa­s de la historia del fútbol.

La parada de Danilo en el último minuto de la semifinal, el sorteo que definió el orden de la final y el cambio de avión de última hora por la falta de un permiso por parte de la Agencia de Aviación Civil (ANAC) son los relatos paralelos a la tragedia.

Los 68 pasajeros (cuatro con billete no subieron al avión, entre ellos el alcalde de Chapecó) y 9 tripulante­s del avión con matrícula CP2933 RJ 80, de la compañía Lamia, partieron del aeropuerto Viru Viru de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) donde cambiaron de avión tras un primer viaje desde Sao Paulo. A las 21:54 (03:54 en España) el chárter -que en otras ocasiones había transporta­do a la selección argentina y a Nacional- perdió contacto con la torre de control del aeropuerto Internacio­nal José María Córdova de Medellín. El piloto avisó de problemas eléctricos y minutos más tarde la aeronave se estrelló en el Cerro el Gordo, ubicado en La Unión, aproximada­mente a 60 km. de Medellín. La peor de las pesadillas se hizo realidad.

La oscuridad, la lluvia y el difícil terreno hicieron de las labores de rescate una tarea heroica. Los socorrista­s y la fuerza pública llegaron hasta el lugar del accidente en camionetas 4x4 remolcadas por el coraje. Entre la penumbra y el barro consiguier­on encontrar vivos a Ximena Suárez (auxiliar de vuelo), Erwin Tumiri (técnico de la aeronave), Rafael Valmorbida (periodista) y a los jugadores Alan Luciano Ruschel, Jackson Follman y Danilo, que falleció después. Cuando amanecía, Neto fue la última buena noticia de la jornada de rescate. Los jugadores de Nacional vivieron su propio duelo. Entre lágrimas intentaron explicar lo ocurrido. La sonrisa de los brasileros de camino a Medellín era una puñalada al corazón.

Los accidentes ponen en evidencia la fragilidad de la vida. Nacional también se vistió de grande en la adversidad. Además de la colaboraci­ón logística, la directiva del club colombiano emitió un comunicado pidiendo a la CONMEBOL que Chapecoens­e sea honrado con el título de la Copa Sudamerica­na.

Tras catorce horas de búsqueda, en las que colaboraro­n 150 personas, los rescatador­es lograron evacuar todos los cuerpos y las cajas negras del avión.

La pesadilla no termina para las familias de las 71 víctimas mortales, entre ellos 19 jugadores, el presidente del club (Sandro Pallaoro) y el entrenador (Junior Caio). Otra lucha continúa en los centros médicos dispuestos para atender la emergencia, seis supervivie­ntes ahora van por el milagro. Una vez más, el destino hizo de las suyas. De lo que no queda duda es que Chapecoens­e vino por un sueño y partió como leyenda.

Siniestro El avión tuvo problemas eléctricos y se estrelló a unos 60 km. de Medellín Salvados No subieron al avión 4 pasajeros, entre ellos el alcalde de

Chapecó

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