AS (Baleares)

Objetivos cumplidos, gestión impecable

Zidane ha manejado sus efectivos con habilidad y sutileza

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Racha Impresiona la saga de partidos invicto, nada menos que 34

Pasado Los egos de las figuras fueron insalvable­s para otros técnicos

Finaliza 2016 y el Madrid de Zidane ha cumplido todos su objetivos: Champions, Supercopa de Europa, es líder... Ahora le toca un Mundial al que equipo llega con el mérito de sobreponer­se a situacione­s adversas.

Se acerca el final de año y el Real Madrid ha cumplido todos sus grandes objetivos. Desde la llegada de Zidane a la dirección del equipo, ha ganado la Copa de Europa, la Supercopa de Europa y se ha clasificad­o para los octavos de final de la Liga de Campeones. Su victoria en el Camp Nou le permitió acercarse más de lo que cabía pensar al Barça en la Liga. El empate de la pasada semana le coloca con seis puntos de ventaja sobre su gran rival. Impresiona la saga de partidos invicto, nada menos que 34. En pocos días ultimará su reto final en 2016. Le espera el Mundial de clubes.

El Mundial de clubes tiene otra caracterís­tica inquietant­e: interrumpe la velocidad de crucero de los equipos, sobre todo de los que caminan a buen paso. Le ha ocurrido en los últimos años al Bayern, el Barça y el propio Real Madrid. El mejor periodo de Ancelotti fue el anterior a enero de 2015, cuando el equipo jugaba como la seda, ganaba partidos a chorros y parecía invencible. Ganó el Mundial de clubes en Marrakech y perdió el hilo por fatiga, lesiones y un calendario con partidos a trasmano.

Esta vez viajará a Japón, con todo lo que eso supone: un viaje larguísimo y el radical cambio horario. Son aspectos que cambian la rutina cotidiana, que en el caso del Real Madrid parece que funciona de maravilla. Ha tenido más luces que sombras. En cualquier caso, siempre ha encontrado la forma de imponerse a los rivales y, sobre todo, de ofrecer su mejor versión frente a los equipos más potentes de España. Ganó la Supercopa al Sevilla, venció sin apenas problemas al Atlético en el Calderón y salió del Camp Nou con un empate y seis puntos de ventaja sobre el Barça.

Ramos. En este recorrido ha vuelto a encontrar al jugador de las grandes ocasiones. Ramos, que marcó en la final de la Copa de Europa, anotó los goles de la victoria frente al Sevilla y el Barça. A ultimísima hora, por supuesto. Ramos es una metáfora del equipo. Discutido en ocasiones, se convierte instantáne­amente en ídolo por sus proezas de ganador. Así es el Real Madrid. A las críticas le suceden los entusiasmo­s, y al revés. Y como le ocurre a Ramos, casi siempre encuentra la manera de vencer. Es una realidad indiscutib­le en este periodo con Zidane como entrenador. El Real Madrid no pierde desde primeros de mayo.

Un mérito relevante del equipo es su capacidad para sobreponer­se a situacione­s muy complejas. La frecuencia de las lesiones ha sido la más alta de los últimos años, no tanto por cuestiones musculares, como en épocas anteriores, como por traumas. Desde la ausencia de Keylor Navas, Cristiano Ronaldo y Benzema en el arranque de la temporada hasta la reciente lesión de Bale, el Madrid se ha enfrentado a una sangría de lesiones en todas las líneas. Todas sus grandes estrellas han pagado la factura, pero la respuesta del equipo ha sido impecable.

Zidane ha manejado sus efectivos, numerosos en ocasiones, escasos en ciertos momentos, con una habilidad y sutileza, sin animar a la polémica y sin apenas enfados en los jugadores. Esta capacidad de gestión resulta crucial en un club como el Madrid, donde la densidad de figuras y de egos ha sido insalvable para muchos técnicos. En este capítulo, Zidane y los jugadores han estado a la altura de las expectativ­as y en muchos casos las han superado.

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HÉROE. Ramos es una metáfora del equipo, siempre encuentra la forma de vencer.

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