Trigueros pasa de pantalla con una vaselina sanadora
Sansone hizo el 1-0 y el Steaua llegó a empatar y asustar
El Villarreal está en dieciseisavos repitiendo la fórmula de este curso: tras adelantarse y gustar, después de perdonar y pidiendo la hora por un ataque de pánico que casi le deja en la cuneta. Sansone confirmó la mejoría con los titulares en el primer tiempo, pero Bakambu perdonó otro jueves más con una incidencia decisiva en el juego y en los corazones: acomplejó a su equipo y resucitó al Steaua. Achim empató a los 43 segundos de salir (55’) y si no es por Asenjo y su mano salvadora y, sobre todo, por el resultado de Turquía, más de uno no llega al final. Trigueros, pura magia, acabó con el sufrimiento en el 88’ con una vaselina tan bonita como sanadora.
El inicio del Villarreal había sido perfecto. Recuperó la mordiente, la intensidad y hasta el toque. El Steaua vivía obsesionado con no perder el sitio y con sacar partido a sus contras. Así, el balón fue para Bruno y Trigueros, siendo Mario el que más se benefició de las diagonales. En una de sus innumerables subidas llegó el 1-0, con remate y rechace incluido. El Villarreal, dada su experiencia, se lanzó a por más para evitar sustos. El Steaua estaba en Bucarest. Bakambu no lo entendió. Su error en un mano a mano en el 46’ despertó los fantasmas, y a la vuelta de vestuarios vimos un Submarino a la deriva y un Steaua hambriento.
Poco a poco el Villarreal fue borrando su sonrisa. El empate de Achim no fue casualidad. A partir de ahí todo fueron nervios y prisas. El Villarreal las tuvo por solucionar la papeleta. El Steaua, por lograr una remontada milagrosa. Y la grada, por no decir adiós a dos competiciones europeas en tan solo cuatro meses. La tranquilidad no la aportó nadie en El Madrigal. La calma vino vía Turquía. El Osmanlispor, líder del grupo, marcó, convirtiendo el accidente del Villarreal en otro feo borrón sin importancia. Después llegó la expulsión de Tamas y los resoplidos generales. Trigueros no hizo más que maquillar las portadas con un golazo de genio.
Bakambu, sin gol El 2-1 hizo olvidar los fallos del ‘9’ que pudieron sentenciar