Lola ha hecho un Atlético más grande

Hoy, cuando el Atlético de Madrid pise el césped del Calderón, no podré evitar pensar en aquel mayo y aquella llamada. Era a Lola Romero. Era 2006, 28 de mayo. Su equipo se jugaba en Girona el ascenso a Primera. L’Estartit. Nunca se me olvidará ese nombre. Estos días, se me viene a la cabeza una y otra vez: L’Estartit. “Va a ser algo histórico, Patricia, vamos a lograrlo: tendrías que venir”, recuerdo que me dijo Lola cuando la llamé para desearle suerte antes del encuentro. Entonces yo ya pensaba que Lola es una de esas mujeres a las que no les hace falta capa para llamarla heroína. Entonces yo ya la admiraba. El Atlético ganó aquel partido. Fue hace diez años. El Atlético subió a Primera. Ese Atlético que hoy saltará al Calderón. El de chicas. El de Lola, su presidenta.

Por eso no puedo dejar de pensar en esa palabra. L’Estartit. Allí comenzó todo. Y yo lo he visto crecer. Desde entonces hasta ahora, a hoy, a jugar contra el Barça en el Calderón (y jugarse, además, el liderato: lo será si gana). Poco a poco. Año a año. Por la lucha de Lola Romero, de María Vargas (hoy directora deportiva, entonces entrenadora), dos mujeres que llegaron al Calderón de puntillas pero sueños de acero. Admiro su trabajo, admiro su lucha, me emocionan sus frutos. Las dos agarraron fuerte de la mano al Atlético y hoy esta camiseta es aún más grande: ensanchan sus rayas las chicas que, por cierto, defienden los colores como ellos, derrochando coraje y corazón. Lo veremos hoy en el Calderón porque, Lola, en L’Estartit fallé, pero hoy no falto. Ya sois historia. Y lo que queda.