AS (Baleares)

El premio a la paciencia

El Barça recupera su estilo y no se desespera tras una primera parte sin puntería ● Suárez y Messi (2), goleadores ● Leo ya es Pichichi en solitario

- SANTI GIMÉNEZ REPORTAJE GRÁFICO MIKEL SAIZ Y JUAN FLOR

Abase de paciencia y de no desesperar­se, el Barcelona logró tres puntos obligatori­os en Pamplona ganando 0-3 ante un Osasuna que trató de aferrarse a la magnífica actuación de su portero Nauzet para tratar de sumar algún punto que le permitiera salir el pozo.

Ofreció el Barcelona en El Sadar, un escenario donde siempre le ha costado ganar independie­ntemente de la situación en la tabla de los contendien­tes, una imagen de madurez que remite a ese equipo que nunca desfallecí­a y que sabía que a base de insistir y aplicar su receta acabaría llevándose los partidos. Y es que el partido ofreció motivos para que un Barça menos confiado en sus posibilida­des llegara a desesperar­se, puesto que a pesar de ejercer un dominio apabullant­e sobre su rival, esta superiorid­ad tardó mucho en llegar a concretars­e en el marcador.

En la primera parte, hasta once veces disparó el Barça ante la meta rojilla incluyendo dos clarísimas ocasiones de Suárez y dos más de Messi. Ocasiones de esas que jugadores de este nivel raramente desperdici­an, pero que ayer entre la madera (en una de Suárez) y la gran actuación del portero Nauzet evitaron el tanto de los catalanes. El portero del equipo navarro empezaba a parecerse al gran Kameni que evitó defendiend­o el marco del Málaga hace pocas semanas la victoria blaugrana ante el conjunto andaluz.

Notable alto. El Barça llevaba camino, como el día del Málaga, de sacar otro notable alto absolutame­nte inútil. Porque si bien el conjunto de Luis Enrique era reconocibl­e con Busquets e Iniesta en la sala de máquinas y con los laterales participan­do en el juego mientras que Arda y Messi creaban superiorid­ad combinando con su línea de centrocamp­istas, todo el trabajo se deshacía como un azucarillo en cuanto llegaba la hora de la suerte suprema. No había manera de convertir la superiorid­ad en goles.

Si a esta frustració­n le añadimos que en el inicio de la segunda parte Osasuna salió más valiente, presionand­o mucho más arriba y que Sergio León envió un balón al larguero en el que podía haber sido uno de los goles del campeonato ante la vista de Ter Stegen, era fácil que al Barcelona le entrara el tembleque.

Pero no, como ha sido siempre norma de la casa, el equipo en caso de duda se aferró al libreto original de la mano de un Busquets que es otro con Iniesta al lado. El de Badia volvió a ser el dominador en el centro del campo, recuperand­o balones, ofreciendo una salida a cualquiera de sus compañeros y armando el juego de ataque como en la jugada del 0-1 en la que Busquets llevó el juego de un lado al otro del campo hasta que conectó con Messi, quien habilitó a Jordi Alba quien centró para que Suárez marcara a portería vacía. Visto lo que había pasado hasta entonces, parecía la única manera de marcar un gol.

El tanto desconcert­ó a un Osasuna que por un momento llegó a creer en el milagro al tiempo que reafirmó al Barcelona en su filosofía. Siguió el Barça jugando al ritmo de Busquets y en una nueva progresión de Alba por su banda, Messi rompió su maleficio ante Nauzet sentencian­do el partido con el 0-2. Ya en el descuento, Messi se cobró de nuevo todas las paradas de Nauzet en la primera parte marcando el tercero, un golazo que le permite ponerse en cabeza de la clasificac­ión del Pichichi, superando a Cristiano Ronaldo, que ocupa la segunda posición con Suárez.

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