Rubén saca de abajo a un Betis rocoso y solidario
Laporte desquició al Athletic, que casi no se repuso al 1-0
Este Athletic con Bielsa y también Valverde se ha endulzado en los últimos años, pero en noches de bravura sólo se puede ganar si antes se le ha declarado la guerra. Así lo derrotó un Betis rocoso y solidario, aunque es verdad que los vizcaínos dieron una imagen titubeante, más cercana a la que suelen conceder fuera (en Liga no ganan a domicilio desde la quinta jornada) que a la que dan en San Mamés. Quizá por el desquiciamiento inicial de Laporte, irreconocible.
Víctor espesó un poco más aún una defensa que estaba siendo de tres centrales y que esta vez fue de hasta cuatro: Mandi, Pezzella, Donk y el chaval José Carlos tienen ese perfil y no el de Durmisi y Piccini, interiores ante el Athletic.
Valverde ponía casi su equipo de gala pero Laporte, desastroso en el comienzo, lo acabó vistiendo de miseria. Vio una amarilla en el 3’ por protesta, se jugó la segunda en dos ocasiones y acabó por perder el sitio (o se lo quitaron) en el gol bético, un balón largo en el que le robó la cartera Rubén Castro, combinó con Sanabria y el propio canario la mandó a la red solo ante Arrizabalaga. Nueve goles le ha metido Rubén al Athletic en 14 partidos. Tres lleva en los últimos tres encuentros el 24 bético.
El tanto desconectó a un Athletic que en los primeros minutos había ejercido de dominador. Sólo se volvió a estirar el equipo vizcaíno con la llegada de la segunda mitad, por inercia, cuando a Ceballos, un titán también en la destrucción, se le acabó la frescura. No era la noche de Aduriz, que mandó flojo algún remate de esos que no suele fallar, tampoco de Muniain o de Williams. El Betis tiraba de actitud y hasta disponía de dos ocasiones de gol claras que hubieran desposeído de suspense al marcador. Vesga tenía el empate en el descuento... pero el 1-0 se mantenía y el Villamarín se va contento de vacaciones: al Betis le quedan dos partidos fuera antes de Fin de Año.
Dani Ceballos El utrerano también fue el mejor en la
destrucción