Y Zidane respondió que sí
Aceptó el reto el 4 de enero de 2016 al mediodía
Los madridistas bendicen el 4 de enero del 2016, ese día en el que Zinedine Zidane aceptó el difícil reto de sustituir a Rafa Benítez para dar algo de esperanza a un equipo en crisis. No hace falta recordar lo bien que le ha ido al técnico desde entonces, pero sí rememorar estas horas decisivas de su fichaje. Unos momentos mágicos que han marcado profundamente a Zizou y que quedarán para siempre en su corazón.
Todo fue muy rápido. Aquel primer lunes de 2016, a la hora de comer, Florentino Pérez cogió su teléfono y llamó al francés. Le dijo que la Junta Directiva del club iba a destituir al míster español y le preguntó: “¿Quieres ser entrenador del Madrid?”. Y Zidane contestó: “Sí, presidente…”. Fue una conversación breve y amistosa. Ni siquiera se habló de dinero, un asunto que nunca ha sido importante para Zizou (renunció a 6 millones limpios cuando colgó las botas de jugador). Nunca hasta esta llamada Florentino y Zidane habían hablado del banquillo del primer equipo pero era un momento que iba a llegar un día. “Los dos no necesitaban charlar de ello porque era evidente que el deseo era compartido”, nos contó entonces una fuente cercana a los dos hombres.
Sueño mutuo.
El presidente soñaba con tenerle como entrenador y
Zizou soñaba con ello también. Ya en junio, después de la salida de su amigo Carlo Ancelotti, el francés se sentía dispuesto a ocupar el puesto pero no fue ninguna decepción no haber sido escogido entonces. “Significaba que no era el momento” explicó el que, seis meses después, iba a llegar como el salvador. Y con las ideas muy claras sobre lo que había que hacer para relanzar al equipo. Primero crear confianza e instalar un diálogo directo y simple con la plantilla con palabras muy claras, de las que tanto gustan a los futbolistas de élite. Y, segundo, mejorar el estado físico de todo el grupo. De ahí esa mini pretemporada que organizó y que tan importante resultó al final del curso.
Hace un año, Zidane cambió la historia reciente del Madrid y empezó a triunfar como técnico porque estaba preparado para este inmenso reto. Y porque, como madridista y gran conocedor de la
Casa Blanca, se sentía legítimo para el puesto de entrenador del Real Madrid.