El Madrid saca músculo con un Llull de récord
Anotó 24 puntos, siete al final, e iguala a Herreros con 961 triples
El Madrid salvó la Navidad a tiempo, en el último día, el de Reyes, tras cinco derrotas en las últimas cinco semanas. Tumbó al campeón de Europa con un Llull decisivo, pero también con Maciulis y Ayón a gran nivel. Y con Doncic y Randolph. Triunfo de equipo.
Los Reyes Magos no le fallaron al niño Doncic y le trajeron lo que había pedido con entusiasmo: un triunfo de prestigio ante el campeón de Europa, ante el ogro CSKA, el enemigo que más veces ha ganado a los blancos en la historia continental. 17-26 es ahora el balance tras 54 años de batallas.
El Madrid sacó músculo en un día grande. Se levantó en casa, ante su gente, tras perder cinco de sus últimos once encuentros. Y lo hizo de nuevo con un Llull decisivo, puntos clave e influencia total en el juego. Encestó además cuatro triples, tres de ellos lejanísimos, e iguala a Herreros como el máximo triplista de la historia del club con 961. Gran actuación de Maciulis y de un incisivo Ayón, y buenos minutos de Doncic y de un intermitente Randolph. También destacó Rudy, estandarte del colectivo en defensa. Porque fue ante todo eso, un triunfo del grupo y de los mecanismos que relanzan a un equipo. Hambre de éxito e inteligencia, lo que le había faltado en Vitoria.
Fue un todos a una para minimizar a Teodosic y De Colo, para dejar al CSKA en 15 tantos en el último cuarto y sumirle en una pequeña crisis: tercera derrota seguida. La Navidad no es momento de máximos en los equipos de élite. Ninguno de los dos llegaba pletórico al choque de civilizaciones, pero el talento y el deseo lo encubrió.
El Madrid recuperó el pulso perdido, en casita 17 días después, en un WiZink Center repleto, y ahí, en su salsa, Llull volvió a ser referente, Ayón un machete afilado, Doncic un maestro en la dirección y Maciulis el alero enrachado del Eurobasket (17 puntos en sus 13 primeros minutos). Al descanso, 50 tantos del Madrid tras 17 asistencias. Una barbaridad. Atrás, además, limitaba dos de las armas de destrucción masiva rusas: los triples (0 de 6) y los tiros libres (concedía solo cuatro).
Y sacaba rédito a sus puntos fuertes: rebote y control del balón. Vigilaba tanto el perímetro que concedía canasta fáciles (21 de 29). Ajustó luego a cambio de permitir más triples y más personales, también cuidó peor el balón. Pero en el juego de la silla se sentó el primero cuando la música paró. Manejó la escena y por eso se recuperó tras ceder una renta amplia (del 84-76 al 87-85). Siete tantos del Increíble Llull resolvieron en los últimos tres minutos.
El +10 final mantiene al Real en la pelea por el liderato. Tiene el average ganado. Otra Navidad salvada: el Madrid se levantó a tiempo, día de Reyes.