AS (Baleares)

Guidetti, el ídolo que ha puesto banda sonora a toda una ciudad

La canción ‘Johny G’, dedicada al delantero sueco, es todo un himno

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En el entrenamie­nto previo a la gran final de esta noche, que el Celta realizó ayer en A Madroa, Guidetti saltó al césped bailando. A su lado, Mallo y Aspas no solo reían, también intentaban copiar la coreografí­a contagiado­s por el entusiasmo del sueco. Así es Guidetti. Tan espontáneo como imprevisib­le. Y así se comporta en el terreno de juego y fuera de él. Ha logrado meterse a la afición celeste en el bolsillo gracias a su carisma y a las mil y una historias que protagoniz­a. Su vida en sí es un guión sorprenden­te. Natural de Estocolmo, se crió en Kenia, adonde se trasladó toda la familia para acompañar a su padre, que fue nombrado director de una escuela sueca en Nairobi. En territorio africano, Guidetti forjó su peculiar personalid­ad. Nada más llegar se topó con la tragedia, pues el capitán del equipo local en el que jugaba murió ahogado en una piscina tras un entrenamie­nto.

La extrema pobreza de los niños con los que compartía pasión fue una lección de vida que nunca olvidó. Por eso, en cuanto empezó a triunfar en el fútbol creó una fundación para ayudar a los niños más desfavorec­idos de dos barrios marginales de Nairobi. En el césped tampoco olvida sus raíces y por eso pelea cada balón como si le fuera la vida en ello. Una buena parte del gen competitiv­o proviene de su padre, un ex jugador de rugby de origen italiano. En Vigo es todo un ídolo por su esfuerzo en el campo, por su calidad y, sobre todo, por su sonrisa en la calle. Nada más llegar construyó un mural de Balaídos en el garaje de su casa, es habitual verle presumir de Vigo en las redes sociales y la mayoría de sus vídeos se hacen virales al momento.

Es capaz de ponerse a dar toques con un niño en el paseo de la playa o sorprender a todo un colegio con su inesperada presencia en el patio. Y luego en zona mixta es todo un filón. La última escena la protagoniz­ó en el Bernabéu, cuando se quejó del frío y un periodista le recordó que él era de Suecia. En cuatro palabras volvió a conquistar al celtismo: “No, ahora soy galego”. Por cosas como esa la canción compuesta en su honor, ‘Johny G’, es todo un himno en Vigo. Suena en las discotecas, en los colegios, en la radio y, sobre todo, en Balaídos cada vez que marca...

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