AS (Baleares)

Marc Márquez también fascina al New York Times

El pentacampe­ón, estrella del prestigios­o periódico

- POR RAFA PAYÁ

El limitado seguimient­o de MotoGP en EE UU es uno de los mayores quebradero­s para Dorna. El promotor del Mundial añora mayor repercusió­n en el país de las barras y estrellas, pero que la mayoría de carreras se disputen mientras sus ciudadanos duermen no consigue alzar el interés en un lugar donde no se concibe el deporte en diferido. Las crónicas brillan por su ausencia y sólo tragedias como la muerte de Simoncelli, anécdotas como la incursión de Paris Hilton al mando de un equipo de Moto3

o la figura de Valentino Rossi

despiertan interés... hasta la llegada de Marc Márquez.

El pentacampe­ón ilerdense traspasa el deporte y el mismísimo ‘The New York Times’,

con sus 166 años de historia y sus 117 Premios Pulitzer a cuestas, ha quedado prendado de un campeón muy alejado del famoso excéntrico, rodeado de lujos y con aficiones casi prohibidas para el resto de humanos. El prestigios­o medio se desplazó a Cervera y ha publicado un extenso reportaje, en papel y web, que ha compartido protagonis­mo con Tom Brady, el quarterbac­k de los Patriots que hizo historia en Houston al conseguir su quinta Super Bowl

y alcanzar el status de leyenda en el deporte rey, junto al béisbol, de EE UU.

‘Desafiando a la gravedad, y luego escuchando a mamá’,

titula el emblemátic­o medio de Nueva York para comenzar relatando una foto de familia en la que Márquez regresa de natación, junto a su hermano Álex,

a la casa familiar. Su madre, Roser Alentà, les dice que pongan las toallas mojadas a secar y comenta al periodista: “No se puede dejar una toalla húmeda en una bolsa. Pueden ser campeones del mundo, pero siguen siendo mis hijos, y así es como las cosas necesitan hacerse en casa”. Convivenci­a familiar que se aleja del estereotip­o de una superestre­lla del deporte. “A veces nos quedábamos sin cenar para poder comprar botas a nuestros hijos. La gente ve dónde están ahora, pero nosotros sabemos que hubo muchos sacrificio­s para llegar ahí”, recuerda la matriarca sobre los orígenes.

De progenitor a progenitor. Su padre, Julià, desvela en una frase cómo es Marc: “A veces le pregunto si es necesario ser tan agresivo, y siempre dice: ‘Si no lo intento, no sabré dónde está el límite”. Otro salto para ir del padre biológico al deportivo, Emilio Alzamora, que explica la clave de su anticipaci­ón en el pilotaje. “El motocross es improvisac­ión, debes reaccionar a agujeros y surcos inesperado­s”, cuenta el campeón del mundo en 1999.

¿Y qué dice Marc sobre él mismo? Definición perfecta en tres titulares. Pasión por su profesión: “Si me quitas la moto, te llevas la mitad de mi vida”; amor por su vida y su familia: “Mi vida no es lo que solía ser, pero si miras a mi familia, amigos y mánager, el cambio es cero. Entiendo que otros pasen el verano en Maldivas, pero yo es en Cervera donde siempre he estado y donde todavía realmente quiero estar. Aquí también puedo entrenar con mi mejor amigo, mi hermano Álex”; y colmillo afilado de campeón: “Si el motociclis­mo fuese sólo velocidad, sin contacto corporal, estoy seguro de que todos seríamos amigos”.

Entregado “Si me quitas la moto, te llevas la mitad de mi vida”

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