AS (Baleares)

El Madrid pasó el trago

Con un central menos liquidó a un Osasuna combativo Keylor e Isco se rehabilita­ron Terrible lesión de Tano Se lució Sergio León

- LUIS NIETO REPORTAJE GRÁFICO FELIPE SEVILLANO, JUAN FLOR Y MIKEL SAIZ

Pasan los años y El Sadar no pierde su condición de escenario vietnamita para el Madrid. La atmósfera le encoge sobremaner­a y agranda a Osasuna, aun en tiempos de carestía máxima como los que vive el conjunto navarro. Así que más que ganar el partido, el Madrid pasó el trago cuando corrigió su actitud y su dibujo, con un central menos, Isco de lanzadera y Lucas Vázquez como aguador. Para entonces las fuerzas ya habían abandonado a Osasuna, que gastó demasiada gasolina en la primera mitad.

Ese efecto recuerdo llevó a Zidane a darle a Osasuna un tratamient­o impropio de colista. Salió el Madrid con tres centrales y Danilo y Marcelo como laterales de largo recorrido, sistema plegable y homologado ya hace semanas y que responde a la poca atención que prestan a su espalda los dos laterales. Una pérdida de Danilo le costó el 1-1 al Madrid, que quedó desairado porque andaba en maniobra de ataque cuando el error acabó en pase larguísimo a Sergio León y definición de alta costura de este. Con un Madrid muy reforzado en el centro, Lucas Vázquez ofrece mejores perspectiv­as que Danilo.

En general se jugó a lo que quiso Osasuna, que cambió de banda a sus extremos, Jaime y Berenguer, y propuso un partido sin cortesías, ni treguas, con fútbol del norte, recio y de raza. Vasiljevic ha sido el misionero de su fe. Resulta. El equipo fue capaz de sobreponer­se a la escalofria­nte fractura de tibia y peroné de Tano y al gol de Cristiano, producto de un buen desmarque y de un tiro cruzado del montón que se escurrió bajó el cuerpo de Sirigu. Fue un pecado con enmienda, porque poco más tarde le paró a Benzema un remate a dos metros.

En cualquier caso, el partido no fue entrañable para el Madrid, al que tardó en refrigerar Modric y que no se libra de los intervalos nubosos de Cristiano y Benzema. Osasuna, en cambio, no fue un colista de porcelana. Apretó, dio carrete a sus extremos y lució a Sergio León, un nueve de finas maneras y con un buen punto de peligro. Keylor le negó dos veces el segundo gol con paradas que salvaron su buen nombre. Acabó en figura.

La lesión de Danilo, en brutal entrada de David García, colocó el partido en dirección contraria. Entró James, el Madrid se reestructu­ró con una defensa de cuatro y adelantó a Isco como mediapunta. El delfín volvía al océano. Una aparición suya en una jugada en la que Benzema había perdido el alumbrado acabó en gol entre la maleza rojilla.

Osasuna se quedó sin ventilació­n y perdió de vista a Sergio León. Y el centro del campo del Madrid fue haciéndose de seda, alargando las combinacio­nes, quitándole la esperanza al rival con la mejoría de Modric. A Cristiano le quitaron un penalti y el Madrid coleccionó ocasiones hasta hacer el blanco definitivo, pero sostuvo el liderato virtual que por unas horas entregó al Barça. Aun así, quedó seriamente advertido de que necesitará presentars­e mejor vestido ante el Nápoles.

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