Preocupación en el Leganés por el mal estado del césped
Por ahora tiene poca solución
El Leganés ha encontrado en el césped de Butarque un enemigo inesperado. No es la primera vez. En 2015 se trasplantó ante su demacrada situación. Año y medio más tarde, su salud vuelve a ser preocupante. La ubicación del estadio, en la zona más alta de la ciudad, la más fría, dificulta su mantenimiento. Tampoco ayuda la visera de Tribuna. Impide que el sol bañe la banda de los banquillos durante más de medio día. Resultado: las irregularidades lo dominan.
Garitano lo sabe.
“El césped está como está. Ya lo vemos. No quiero hablar mucho porque parece una excusa. Toca adaptarse y mejorar para jugar mejor”, afirmó el pasado domingo tras la derrota contra el Sporting.
El entrenador ha cambiado el estilo de su equipo en los últimos partidos de local para evitar estas anomalías. El fútbol directo se ha hecho norma en la avenida de los Once Leones. Lo dicen las estadísticas. En las primeras siete jornadas disputadas en casa, el Lega promedió 53 pases en largo por choque. En las últimas cuatro, con la llegada del invierno y el empeoramiento del verde, la cifra se ha disparado hasta los 66,75 desplazamientos en profundidad por encuentro.
¿Hay solución a la vista? Por ahora, no, más allá de tratamientos de jardinería y que la meteorología mejore. Fuentes del Ayuntamiento, dueño del estadio, han confirmado a As que el club no le ha planteado ningún cambio de césped inminente para solventar esta situación.