AS (Baleares)

El Madrid volvió a ser un equipo

Benzema hizo dos goles y regaló otro ● James estuvo en todos los tantos ● Asensio completó un partido coral ● El Eibar apareció muy tarde

- LUIS NIETO

Parecía 2017 el Año del Gato para Benzema, según el calendario de Mourinho, pero le rehabilitó Ipurua. Desde diciembre sólo había metido un gol en la Liga. Ante el Eibar hizo dos, regaló el tercero y ajustó las cuentas del Madrid más solidario y ordenado del campeonato. Fue sin escoltas, sin Bale ni Cristiano, pero magníficam­ente acompañado por James y Asensio, que estaban en la plantilla y no en otro planeta. Lo contempló Mendilibar desde el palco estupefact­o, porque el Eibar, que hace tiempo que abandonó su imagen de equipo rupestre e hizo marca de su milagro, no dejó huella en el partido.

De igual modo que padecer gota reduce el riesgo de contraer Alzheimer, según las últimas investigac­iones de la comunidad científica, las bajas en la BBC también ofrecen propiedade­s terapéutic­as en el Madrid. A las ausencias obligadas de Cristiano, Bale y Morata, sumó Zidane las voluntaria­s de Carvajal, Marcelo, Kroos e Isco. Cada cambio resultó enriqueced­or para el equipo, favorecido también por su precisión inicial: sus tres primeras llegadas acabaron en gol.

Pero el Madrid fue más que puntería. Con el 4-2-3-1 ofreció una figura más estilizada, con cinco centrocamp­istas que fortalecie­ron su sistema nervioso central. Lucas y Asensio resultaron un refuerzo para Danilo y Nacho, los centrales no se vieron arrastrado­s por la corriente de un equipo partido y vulnerable en las pérdidas y Modric, que salió ovacionado, y Casemiro vieron reducidas sus obligacion­es. Esa labor cooperativ­a, muy diferente a la habitual, en la que siete defienden y tres lo contemplan, hizo desaparece­r el ataque del Eibar, que no es cualquier cosa. Al encuentro llegó a tres puntos de Europa y con la etiqueta de sexto equipo que más dispara en el campeonato.

Zidane, sobre el que habrá que convenir que gestiona mejor la carestía que la abundancia, recuperó a Lucas, James e Isco y resultó recompensa­do. Las bajas le abrieron al colombiano su puesto favorito, como mediapunta, como vocalista del grupo, y desde ahí dirigió el relanzamie­nto del Madrid. Estuvo en los cuatro goles. Asensio fue un socio magnífico y se vio recompensa­do por un tanto. Benzema, que es blanco o negro, firmó un partido estupendo. Para el primer gol necesitó dos remates, parábola de que todo le cuesta el doble este año, y a partir de ahí se disparó. Estuvo atento en la estrategia en el segundo (remató casi con la suela), preciso como asistente en el tercero y lanzó la contra del cuarto. Acudió al apoyo y al espacio. Lástima que no sea futbolista para todos los partidos, un pecado que ya no es de juventud.

El Eibar quiso sumarse al choque cuando ya no lo había y recuperó el decoro con una segunda parte voluntario­sa, detalles de Pedro León y un gol para salvar el honor. No peleó por el partido sino por su reputación, ante un Madrid reanimado desde el banquillo. Ahí no está el glamour pero sí las soluciones.

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