AS (Baleares)

Lewandowsk­i juega contra el Bernabéu

El Madrid pide ayuda al público y el Bayern, a su goleador

- LUIS NIETO

La experienci­a (la propia, la del Bayern y la de la competició­n) ha vuelto precavido al Madrid. Y no es una pose. Únicamente tres de los titulares de hoy jugaron en Gijón aun cuando la Liga todavía anda en el aire; Zidane pidió el auxilio del Bernabéu expresamen­te y Sergio Ramos impulsó una quedada de aficionado­s antes del partido, ceremonia de preparació­n de duelos con resultados más empinados. El mensaje fue que el Bayern no dejó de serlo tras la segunda parte del Allianz Arena, que el ogro no se ha marchado.

Más ante la seguridad de que esta vez sí jugará Lewandowsk­i, que viene a ser como sacar los tanques a la calle. Ha metido 38 goles este año. 42 hizo el pasado. 25 el anterior. No estamos ante una racha sino ante una vocación tremenda por el gol. Aun tocado, es un jugador crucial en un equipo al que se le ha caído su relevo, Thomas Müller, un futbolista que había congregado hasta ahora todas la heterodoxi­as menos su capacidad para hacer goles. Esta temporada sólo ha metido ocho y su desgarbada figura ha dejado de tener gracia.

Atrás no ha mejorado demasiado en una semana. Falta Javi Martínez, expulsado en el Allianz; Boateng llega en peor estado, aunque un fisio ha trabajado en sus aductores extraordin­ariamente para que pueda jugar hoy; y Hummels se probó diez minutos con malas sensacione­s. Así que Ancelotti tendrá que improvisar un central. Todo apuntaba a Alaba, que ha jugado ahí siete veces esta temporada (una de ellas ante el Atlético, en Múnich), pero el italiano entiende que es imprescind­ible en la banda y apuntó a Kimmich, mediocentr­o que sólo jugó como central esta temporada ante el vicecolist­a Ingolstadt.

Los veteranos. El resto serán los de Múnich, con cinco futbolista­s por encima de los treinta años en el equipo inicial (Neuer, 31; Lahm, 33; Xabi Alonso, 35; Ribéry, 34 y Robben, 33). Conocer bien la competició­n y el escenario es su baza; la intensidad del partido después de una hora de juego, su rémora.

De los que empataron en Leverkusen el sábado repetirán cuatro, con lo que el factor fatiga comienza en empate. El Bayern ha conseguido este año siete resultados que le permitirán pasar (uno en la

En racha Isco, primero

de la lista para relevar

a Bale, que no se recuperó

Defensa

Hummels,

casi descartado.

Ancelotti improvisar­á con Kimmich

Champions, el 1-5 de octavos ante el Arsenal) y tres más que le conduciría­n a la prórroga. En la historia le ha ido peor. Sólo en la temporada 88-89 levantó en la vuelta una derrota en casa. Fue a costa del Inter en Copa de la UEFA (0-2 en Múnich y 1-3 en Milán).

El Madrid jugará sin Bale, contratiem­po que parece resolver un problema en lugar de crearlo. Primero, por diseño. Su baja permite al equipo agruparse en el 4-4-2, que abriga mejor al equipo. Segundo, porque le deja plaza a Isco, que se ganó la aclamación general con su partido en Gijón. Parece el relevo más popular, aunque Zidane tiene ante sí una baraja envidiable: el trabajo de Lucas Vázquez, el marketing de James o la fina izquierda de Asensio. Isco sólo ha jugado 77 minutos en esta Champions, pero ha estado en los últimos nueve partidos de Liga. Alinearle ayudaría a estimular al Bernabéu. Atrás, Ramos y Nacho están obligados a repetir. El primero, como Modric y como Kroos, está advertido de suspensión para unas hipotética­s semifinale­s. Tendrán trabajo. Ni Lewandowsk­i ni el Bayern admiten distraccio­nes.

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