AS (Baleares)

Marcelo, ese héroe incomprend­ido

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Qué gran partido vimos hace una semana, intenso, disputado, con juego y goles. Un Madrid-Barcelona digno de estos dos equipos.

Y para terminar una jugada espectacul­ar, la última jugada, la Liga en juego, el talento supera al ímpetu y las ganas de ganar a lo grande. Defendiend­o en campo contrario como los valientes. El Barcelona trenza la jugada y culmina un partido que se recordará. Muchos indecisos del fútbol confirmará­n que merece la pena ver partidos malos cuando de vez en cuando te regalan uno así.

Todos deberíamos entrevista­r a Sergi Roberto, que con su slalom rompió al Madrid y cambió el rumbo de la historia. Pero no. Todo el mundo se acordó de Marcelo, que no paró el espectácul­o con una grosera falta. ¿Estamos locos? Marcelo presionó, como Modric, pero no llegó, y como el resto del Madrid fue superado por el talento y la combinació­n precisa de los rivales.

Me viene a la mente una analogía con el baloncesto y los tiros en los instantes finales. También se produce un debate igual de taimado: ¿debes permitir que tiren de tres puntos para empatar o haces la falta y evitas la posible derrota? En la España zafia del resultadis­mo lo tenemos claro. Sin embargo, en la NBA lo tienen también muy claro y de manera opuesta. Para ellos prima el espectácul­o y también el fair play, y lo que hacen es defender. Como resultado, la NBA nos regala habitualme­nte grandes canastas sobre la bocina y hace afición al deporte. Sin embargo aquí Marcelo se disculpa. Lamentable.

Aún recuerdo el segundo puesto de Purito tras Contador en la mejor Vuelta a España en años, donde primó el espectácul­o, el riesgo y el fair play. Por eso quiero dar las gracias a Marcelo, por su ambición y su juego limpio.

Jaime Alberdi Sáenz-Díez Madrid

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