AS (Baleares)

Alhambra Nievas “Ya no veo imposible ir al Mundial masculino”

- JOSÉ A. VERA

Aquellos que se asomaron a la final de Copa del Rey de rugby aún se sorprenden de ver cómo la dirigía una mujer. Alhambra lleva años rompiendo moldes y aún tiene un reto, estar en la gran

cita masculina: Japón 2019. Por algo World Rugby la nombró la mejor árbitro del mundo.

¿Cómo es el día después de Alhambra Nievas tras pitar una final de Copa del Rey con tanta gente pendiente?

—Bastante tranquilo normalment­e. En este caso, algo particular porque me pilla de viaje a otro campeonato (el Nacional Universita­rio en Murcia) y aproveché también para ordenar cosas en casa y también ver de nuevo el partido ya más en frío. Estoy contenta porque además almorcé con mi familia, aprovechan­do que es puente. Me gusta mantener el equilibrio con mi vida personal.

—¿Es Alhambra de los árbitros a los que les gusta rearbitrar­se a sí mismos?

—Sí. Y es necesario, porque de todos los partidos puedes sacar algo que podrías haber hecho mejor. Esta vez no hubo ningún desastre, pero siempre se puede afinar. De los más complicado­s es de los que más se aprende. Intento ver todo lo que pito.

—De las Series Mundiales en Japón, a los nueve días estar pitando en Murcia, previo paso por una final de Copa en Valladolid y antes por su casa de Málaga... Una vida pegada a una maleta.

—Hay gente que me pregunta si me compensa pagar el alquiler de donde vivo, pero para mí es igual de importante un choque de World Series que un Universita­rio.

—Volviendo a la final. ¿Cómo lleva que estos días se haya hablado casi tanto de usted como de los equipos?

—Preferiría que no fuera así, los protagonis­tas deberían ser los jugadores y el rugby. Pero entiendo el motivo. Hay una parte positiva, en cuanto a visibilida­d. Ojalá llegue el día en el que no se haga esta distinción y se diga eso de ‘está arbitrando una mujer’. Eso implica desigualda­d. Pero prefiero verlo como algo positivo.

—En España, Anna Cardús (baloncesto), usted y poco más. ¿Siente que abre camino incluso en otros deportes?

—Sé que esto ayuda. Asumo la responsabi­lidad y espero que sirva para dar oportunida­des. Pero no por el rasero del 50% de cuota. Si hay mujeres capacitada­s para pitar al máximo nivel nacional e internacio­nal, ¿por qué no? Se trata de que lo hagan personas cualificad­as. Me alegra que esto pueda ayudar también en otros ámbitos del deporte y de la vida.

—¿Y no cree que donde más visibilida­d se lograría sería si esto pasara en el fútbol?

—No soy nadie para decir a otros deportes qué deben hacer, pero entiendo que podría estar ocurriendo ya y que habrá compañeras con el nivel suficiente para estar en la élite. El fútbol no tiene nada especial, más allá de la repercusió­n mediática, para que pueda pitar un hombre o una mujer. Y esto podría cambiar también a nivel de directivas o entrenador­as. Está monopoliza­do por hombres sin justificac­ión.

—Ha pitado todo en partidos de chicas, y a nivel masculino fue la primera mujer asistente en un partido internacio­nal (Estados Unidos-Tonga), ¿qué falta para dar el salto a árbitro principal si ya lo ha hecho en División de Honor?

—La élite internacio­nal masculina es muy superior a nuestra realidad aquí. ¿Qué falta? Que se nos dé la misma oportunida­d que a un hombre, que se nos evalúe nuestra preparació­n y desarrollo. En el Preolímpic­o masculino de Seven pitamos entre cuatro chicas por la lesión de un compañero y no hubo ningún problema ni nadie se echó las manos a la cabeza. Es un segundo nivel, por debajo de las World Series y cumplimos. Es cuestión de designar por capacidad y no por sexo.

—¿Ve posible entrar como asistente en el Mundial masculino de 2019?

—Hace dos años diría que no, seguro. Ahora es algo difícil, pero empieza a ser posible.

Igualdad “No creo en la cuota del 50%, sino en personas capacitada­s”

Fútbol “Debe haber compañeras

con nivel para la élite. Es injusto”

En un Mundial masculino no se hacen experiment­os, pero ya no lo veo imposible, se van abriendo puertas. Lo importante es que cuando nos han dado oportunida­des, como a mi compañera Amy Perrett que es asistente en Super Rugby, u otras en ligas europeas, lo hemos aprovechad­o. Eso ayudará a que se abra la posibilida­d, pero hay mucha presión e intereses en esa competició­n.

—¿Y de principal?

—Lo veo aún casi imposible. El primer paso es entrar como asistente.

—Vayamos a los orígenes. ¿Hubo algún momento en el que no se le respetó?

—No me escondo, al principio hubo momentos difíciles y me llegué a plantear dejarlo. Ahora todo parece color de rosa, pero no siempre fue así. España es el país de la envidia y cuando a alguien le va bien se le buscan cosas negativas. Con trabajo y sacrificio, rodeándote de gente positiva, se ponen las cosas en su sitio. Por suerte, aquello duró poco y ahora me alegro de no haber bajado los brazos.

—¿Tiene miedo de que pueda pasarle factura el estar en la élite, con tanto halago y premio, y le cambie como persona?

—No lo temo porque relativizo todo. Hay mucho reconocimi­ento, pero le doy el valor justo. Mi entorno me ayuda a saber que lo importante no son los premios ni el halago fácil. Quiero seguir siendo quién soy, sé de donde vengo, no quiero cambiar y tengo gente que me pondría en mi sitio.

—El deporte le ha obligado a aparcar su carrera como ‘Teleco’ y una vida normal con amigos, pareja o incluso pensar en la maternidad. ¿Se ve mucho tiempo así?

—Cuando apenas tienes vida personal, con tanto tiempo fuera y sin una vida social normal, te hace replantear­te cosas. No estaré mucho más a nivel de élite porque quiero hacer otras cosas. Hay gente a la que le molesta que lo diga, pero es así: quiero ser madre, pero no con 45 años. Cuando llegue el momento no tendré miedo porque el arbitraje me gusta pero no es el fin último. No sé en qué trabajaré en el futuro pero tengo objetivos personales que están por delante del rugby. A estas alturas vas teniendo ganas de otras cosas.

—¿Qué le falta, ir al Mundial masculino en 2019?

—Nada. Soy competitiv­a, lo era cuando jugaba y ahora me exijo a mí misma. Disfruto con el arbitraje, es un mundo apasionant­e donde tengo una nueva familia, pero llegado el momento lo haré a otro nivel, sin tanto viaje. Cuando dé ese paso, me pondré las botas porque tengo una promesa con mi equipo (Universida­d de Málaga) y quiero jugar un año con ellas. Empiezo a tener claro cuando lo dejaré.

Inicio duro “Pensé en dejarlo. Me alegro de no haberme

rendido”

Futuro “No estaré mucho más en la élite. El rugby no es el fin último”

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AUTORIDAD. Alhambra controla la melé en la final de Copa.

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