Gaviria, colombiano atípico al que ha forjado su padre
José habló con AS de su hijo Fernando, promesa del sprint
Fernando Gaviria debuta en este Giro 100 en una carrera de tres semanas. Y para un momento especial en su trayectoria deseaba tener cerca a su familia. José, su padre, María del Carmen, su madre, y Juliana, su hermana, le acompañarán desde Cerdeña hasta el domingo 21. “No sabemos si seguiremos todas las etapas, o si cogeremos algún día de vacaciones”, bromeó José. Sobre su hijo habla con pasión: “Nos gustaría que logre uno o dos triunfos. Siempre le inculqué que hay que salir a ganar, no a participar”.
José, licenciado en educación física e infantil, fue el primer entrenador de Gaviria: “Comenzó a tomarse en serio la bici a los 15 años. Antes se desempeñaba como patinador”. ¿Y de dónde le vino a un colombiano la afición por los sprints?: “Creo que es genética. Mi hermano era ciclista y se metía en los embalajes, aunque nunca dispuso del apoyo que le brindó nuestra Federación a Fernando para que se formara. A los 17 ya trabajaban con él. Me enorgullece su evolución en un deporte tan duro. Se trata de una especie atípica para Colombia, de tradición escaladora”.
A los 22 años, Gaviria ha conquistado dos Mundiales júnior y dos más absolutos en la pista (en el omnium). Su hermana Juliana también com- pite en el óvalo, y el novio, Fa- bián Puerta, acaba de procla- marse subcampeón del mundo en keirin. “Ahora nos toca des- vivirnos por tres en vez de sólo por uno, los tres velocistas”, se ríe José. El padre confiesa que Fernando se centrará en la carretera: “Para los resultados que ha conseguido en la ruta le beneficia especializarse, y no picar aquí y allá. Le considero un muchacho muy aplicado, charlo con él por el teléfono apenas terminan sus pruebas, no antes, para no molestarle”.
En la primera volata, Gaviria concluyó en 12ª posición, sorprendido como el resto por el austriaco Lukas Pöstlberger: “Me habría encantado vencer, pero poco a poco. Debo aprender y pretendo llegar el día 28 a Milán. Aunque desconozco todo lo relacionado con las rondas de tres semanas, me arropará una escuadra potentísima como el Quick Step. Confío en desplegar mi potencial para intentar ganar algún día”. Para la salida de Olbia se reproducirá el ritual de Alghero: dos besos con sus padres y su hermana, persignarse al bajar del bus y un choque de manos con su cuñado: “Que Dios le bendiga, papi, éxitos”.